Dentro de siete días se sabrá cuál es la sigla que habrá ganado las elecciones pero desde luego no quién gobernará ni bajo qué fórmula. Las encuestas coinciden en dos cuestiones fundamentales: el electorado votará prácticamente igual que hace seis meses, pero el mapa político sufrirá un cambio trascendente debido a la alianza entre Podemos e Izquierda Unida, que pasarían a ser la segunda fuerza parlamentaria, tanto en votos, como en escaños, auténtica medida de contundencia del ‘sorpasso’.
Los sondeos avanzan la victoria del PP, aunque con una cierta baja en relación al 20-D y colocan a la coalición que lidera Pablo Iglesias como segunda fuerza en todos los apartados: intención directa de voto, preferencia para la presidencia e intención de voto. Según las encuestas, el electorado, en contra de lo que podía parecer, premia a los extremos que no facilitaron un acuerdo tras el 20-D y castigan a los que pactaron.
Si las urnas confirman estos datos, el PSOE se enfrentará al gran dilema de permitir, con su abstención, que siga gobernando el PP o llegar a un acuerdo con Unidos-Podemos en situación de gran debilidad y de segundón en una alianza de izquierdas que rozaría la mayoría absoluta.
En Galicia, la única novedad relevante es la confirmación del hundimiento del BNG, que se quedaría otra vez fuera del Congreso, y la posible pérdida del único parlamentario de Ciudadanos, que pasaría al PSdeG en la provincia coruñesa. La pregunta es si en esta última semana antes de acudir a las urnas cambiará la tendencia del voto.