Han pasado más de cien días desde que los españoles votamos el actual Congreso de los Diputados y la incapacidad de las distintas formaciones es más que manifiesta. El resultado de todas las reuniones celebradas hasta ahora para formar gobierno se resumen en la hipocresía de los políticos que nos representan, y constatada en los reiterados incumplimientos de sus programas por parte de todas las formaciones. Lo único que buscan es encauzar el camino hacia el poder. Como sea.
No en vano, como resumen de la ‘cumbre tripartita’ (PSOE, Ciudadanos y Podemos) quedó en evidencia una hipocresía más: que todo esto es un paripé; que un partido como Ciudadanos es imposible que pueda compartir la misma sala del Consejo de Ministros que los ‘adelantados’ de Maduro en España.
El pueblo que ignora las normas básicas de las democracias avanzadas y consolidadas merece lo que tiene. Entre otras cosas, porque fue lo que ha elegido. Y no nos engañemos, como dicen estos políticos indolentes, el resultado de las elecciones no es para que los partidos interpreten lo que el pueblo ha votado. No, ese no ha sido el mandato de la ciudadanía. Porque el pueblo español no huye del hambre, con la que algunos cretinos juegan para meter miedo. Quizás sean estos irresponsables políticos los que la traigan.
La ciudadanía, por cabreo o porque simplemente le dio la gana, ha votado lo que tenemos. Y así nos ha ido a lo largo de nuestra historia. De una historia en la que no han faltado los políticos que, como los de hoy, nos han jodido de lo lindo. Es nuestra historia, una pena.