Optimismo. Al menos, los datos del paro invitan a un optimismo con cautela. EL empleo ha mejorado en el mes de marzo, algo que se debe a la llamada estacionalidad de Semana Santa. Este es un nuevo signo positivo que refuerza la tendencia a la mejora de la ocupación que se registra en meses anteriores.
Pero más allá de la influencia en las estadísticas de los contratos en los meses estacionales, los datos de la caída del paro en el mes de marzo confirman que el mercado laboral todavía es sensible a la recuperación económica. Y más en estos momentos con la incertidumbre política. Según los números ofrecidos este mismo lunes por el Ministerio de Empleo, los desempleados en marzo fueron algo más de 58.200 personas menos que en el mes anterior, lo que coloca las cifras totales de paro en España por debajo de los indicadores con los que se encontró Rajoy cuando llegó al Gobierno.
Hay que destacar el hecho de que el paro desciende entre los menores de veinticinco años; en todas las comunidades; y en los sectores de la industria y los servicios. El comportamiento del paro en Galicia, con 3.471 desempleados menos, representa un descenso de 20.340 parados menos que hace un año.
Estos datos de la caída del paro ratifican la tendencia de la recuperación y hacen posible que el deseado cambio de la economía no sea solo un discurso político. Es necesario desterrar cualquier complacencia e incrementar las medidas conducentes a la creación del empleo, en particular en las generaciones más jóvenes.
Convendría que los responsables políticos no olvidaran el problema del deterioro de la calidad del empleo, así como los indicadores de desigualdad social, precariedad y pobreza. Los condicionantes de la nueva cultura del trabajo apuntan a una nueva concepción del Estado de Bienestar. Una cultura del trabajo que debe contribuir a la dignidad integral de la persona.