El pago de las pensiones en España sigue creciendo mes a mes, y el globo no tiene visos de adelgazar. El caso gallego es paradigmático del problema al que se enfrenta el sistema público de prestaciones sociales. En la Comunidad gallega, el Estado ha tenido que hacer un desembolso récord este mes para pagar a jubilados, viudos, ciudadanos con alguna discapacidad. En marzo, ha dispuesto para Galicia más de 571,8 millones de euros con los que afrontar las más de 753.000 prestaciones para 665.000 ciudadanos; conviene recordar que alguno de ellos puede cobrar más de una nómina a la vez (jubilación y viudedad, por ejemplo).
En el conjunto de España, el gasto mensual en pensiones contributivas de la Seguridad Social alcanzó los 8.427 millones de euros en marzo, un aumento de casi el 3% respecto al mismo mes del año anterior.
En Galicia, esa cifra de 571,8 millones supone un nuevo máximo histórico, algo que también está sucediendo en otras comunidades y que conviene analizar con detenimiento. Hace diez años, el mismo mes de marzo suponía 200 millones de euros menos. En contraste, el número de perceptores ha crecido de manera bastante moderada: 665.000 ahora frente a los 620.000 de inicios del 2006. Anualmente, apenas aumenta un 0,5% el número de gallegos con derecho a una prestación, mientras la nómina total engorda por encima del 2,5%. Cinco veces más. Suficiente para concluir que de seguir así -que seguirá así-, el sistema de pensiones será insostenible a corto-medio plazo. Y la actual hucha de las pensiones es un soporte solo para tres o cuatro años.
De toda la tipología de perceptores, la paga por jubilación en Galicia supone ya más de 400 millones al mes (ese listón simbólico se rebasó ya en enero). Crece a un ritmo del 3% anual, mientras que el número de retirados del mercado laboral lo hace al 0,6%.