Pues nada, ya tenemos montada la carpa circense a orillas del Lérez y con los bufones de siempre. El populismo, el nacionalismo y una izquierda que desconoce su ubicación, han vuelto a dar la nota de inmadurez exigible en una democracia. Estas fuerzas políticas continúan acreditando su perseverancia a la hora de reverdecer las afrentas personales que se presumían desterradas.
Esta degradación política ha llegado en el pleno de Pontevedra, donde a través de una propuesta de socialistas y populistas, apoyada por nacionalistas, ha nombrado persona ‘non grata’ al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
El motivo de esta vejación, más propia de una política revanchista, no tiene objetividad ni sentido de lo que debe ser la gestión municipal. En realidad responde al sectarismo de una izquierda que, incapaz de entender el juego democrático, es capaz de aliarse con el radicalismo excluyente para no evidenciar su falta de argumentación política.
Lo paradójico, por no decir esperpéntico, es que socialistas, populistas y nacionalistas se hayan escudado en la prórroga concedida por el Gobierno a Ence como argumento para la estrambótica medida contra la persona de Rajoy. Algo que no deja de ser una chorrada. Claro que socialistas y nacionalistas olvidan las concesiones que le hicieron a la papelera desde la Xunta con el bipartido.
El pleno de Pontevedra, sin embargo, ha servido para enfrentar a la ciudadanía. Y ahí sí han acertado unos descerebrados y algo más.