Confianza
Se esconden bajo el victimismo y la pana de patán. Pero la credibilidad y la confianza en que se apoya un gobierno deben demostrarse con hechos.
Diga lo que diga el alcalde de Santiago, lo primero que tiene que decir alto y claro es que está gobernando en minoría. Reconocerlo y aceptarlo es la principal regla de la democracia. Otra cosa es esconderse bajo el victimismo para no mostrar la pana de alcalde patán. Porque eso es lo que pretende hacer la deficiente maquinaria propagandística de Noriega: convalidar su minoría de gobierno con una mayoría absoluta, en la que la oposición, que sí es mayoría, para él no cuenta; y si se oponen a sus decisiones, es una conspiración contra su democracia.
Lo razonable sería que el alcalde capitalino garantizase, a través del diálogo, la estabilidad de gobierno y que aceptase algunas propuestas de los partidos de la oposición. Una acción que pudiera entenderse como una salvación de la política local santiaguesa después de los disparates de la pasada legislatura.
No sirve para nada cerrar los ojos, creerse salvapatrias y únicos demócratas -como se cree Noriega-, si antes no se ejerce de ello. La credibilidad y la confianza en que se apoya un gobierno tiene que demostrarla con hechos. Pero a este paso no tendrá tiempo de someterse a una moción de confianza, pero sí a una de censura.
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