El secretario general del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, está imputado por un supuesto delito de prevaricación y cohecho en su etapa de concejal en el Ayuntamiento de Lugo. Besteiro está pendiente de ser llamado a declarar por la juez Pilar de Lara. Por supuesto, hay que respetar la presunción de inocencia y Besteiro es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Sin embargo, el caso del líder del PSdeG sirve para analizar el extraño código ético de los socialistas, que piden responsabilidad a otros partidos pero agachan la cabeza cuando el asunto judicial afecta a su máximo dirigente.
Todo indica que el caso de Besteiro es un asunto que parece relevante desde el punto de vista judicial y porque así lo dice la instructora del sumario. Sin embargo, hay ejemplos en los que militantes y cargos públicos del PSOE han tenido que dimitir e incluso abandonar el partido por hechos similares. Es decir, la dirección del PSdeG pide responsabilidades a cualquier dirigente de otro partido o del propio PSdeG por menor que sea la imputación, pero calla, ampara y protege cuando los casos afectan a su máximo responsable en Galicia. Estas dos varas de medir lo único que consiguen es incrementar el desprestigio que tienen los políticos. Y Besteiro ha sido hasta ahora un azote contra compañeros suyos inmersos en investigaciones judiciales. Pero él se pasa por el forro el código ético, contando con la complicidad de la dirección. Porque en el PSOE también existen las dos orillas y un extraño código ético.