Todo lo que ocurra a partir de ahora es un hecho anticipado. Porque el peor escenario de un dirigente político es que pierda el halo de autoridad que le rodea delante de los suyos y eso le está ocurriendo a José Ramón Gómez Besteiro, muy cuestionado desde hace tiempo por la militancia y, cada vez más, por los barones del socialismo gallego.
La latente y contenida, por ahora, "reyerta" política interna que se produjo tras los últimos resultados electorales puede reabrirse y acabar políticamente con Besteiro.
Su mala imagen ante los ciudadanos por su actitud frente la corrupción -él mismo está imputado-, donde el código ético tiene dos varas de medir, la tendencia a la baja del PSdeG en beneficio de las marcas blancas de Podemos, a las que ayudó a acceder el poder en los municipios, son un cóctel explosivo que puede estallar antes del 20-D.
El nerviosismo de los barones socialistas es cada vez más evidente y muchos, que lo ayudaron a hacerse con la secretaría general, ya están preparando el retiro del político lucense.
El caso es que el aislamiento de Besteiro se está extendiendo por la mayoría de las agrupaciones socialistas de Galicia. Y es que en el PSdeG se ve ya a Besteiro como un cadáver político ya amortizado, abocado a convocar un congreso extraordonario si quiere que sus detractores no tengan tiempo de moverle la silla como cabeza de cartel a la presidencia de la Xunta. Sea como sea, Besteiro tiene cada día más cerca su muerte política. González Santín y Pilar de Lara son un anticipo de ese aviso.