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Alfonso Basterra: “Yo no maté a Asunta y Rosario era una madre perfecta”

Sostiene que no le dio el Orfidal a la pequeña y que, cuando dijo que le había suministrados "unos polvos blancos", fue porque estaba abatido.

El periodista Alfonso Basterra, acusado de matar a su hija Asunta, en un presunto plan orquestado junto a su ex y madre de la menor, la abogada Rosario Porto, ha señalado que él no asesinó a la niña y que su otrora cónyuge era la madre que toda criatura "hubiese deseado tener". En la sesión del juicio celebrada este jueves, ha contestado a la abogada que se ocupa de su defensa, Belén Hospido, que él no cometió este crimen, -"por supuesto que no"-, y que no participó en el mismo bajo ningún concepto, y ha irrumpido a llorar al ver unas fotografías de la pequeña que se expusieron en la sala de vistas.

Ha contado Alfonso Basterra que cuando se separó de Rosario Porto seguía enamorado de ella como el primer día, que al saber que tenía un amante se puso "colérico" pero que jamás le colocó la mano encima y que, rota la relación, empezó a escribir un diario en el que, con fecha del 31 de enero de 2013, anotó: "He pasado de ser un hombre felizmente casado a infelizmente divorciado. Asunta es lo más importante".

Ha recordado que la cría era, en verdad, lo que más quería en el mundo y de los restos de su ADN hallados en las bragas de la víctima, ha contado que ella se acostaba vestida y que, a medida que se iba quitando la ropa, se la iba pasando, con lo que solo habría tocado esta pieza con las manos y en ese contexto.

Acerca de las fotografías de Asunta en las que aparecía con una vestimenta como de un cabaré, ha afirmado que era una función de ballet, decidida así, y ha rememorado que a Asunta le gustaba disfrazarse y que, de hecho, en unas instantáneas en las que podría parecer una momia, lo que hay detrás es que vieron un documental sobre los faraones, el antiguo Egipto, y como ella era "bromista" y le gustaba disfrazarse, lo hacía.

Alfonso Basterra se ha mostrado muy molesto porque entendió que durante todo el tiempo que lleva en prisión se insinuó que podría ser un pederasta, y con un "se me pusieron aquí", ha observado que no se puede hablar de este modo cuando uno está en un penal y eso se castiga del modo que toda la ciudadanía conoce.

"No hago una gráfica Excel para anotar a qué hora comemos", dijo Basterra molesto con el interrogatorio.

Jamás se imaginó verse en esas, ha confesado, y tampoco detenido, esposado, ni siendo tratado como "una bestia".

Al letrado José Luis Gutiérrez Aranguren, que representa a Rosario Porto, le ha explicado sobre las cuerdas halladas junto al cadáver de la niña que, en efecto, su suegra tenía unas similares en la casa de Teo, donde supuestamente falleció Asunta, para embalar cajas, idéntica versión a la dada el miércoles por la madre de la menor para justificar el hallazgo de amarras como esas en la vivienda.

Además, ha concretado que no sabe por qué el día 27 de septiembre de 2013, en su única declaración judicial, confirmó que había dado una vez polvos blancos a la niña sin detallar el fármaco.

Ha apuntado que cuando habló esa primera y única vez, llevaba seis días llorando, tras conocer que su pequeña había muerto de manera violenta, y ha dicho que, tras su detención, durmió en un lugar donde no lo harían "ni las ratas", en alusión al calabozo, por lo que hablar de descanso sería un "eufemismo".

El padre de Asunta, con los brazos cruzados sobre el pecho, admitió haber comprado Orfidal en el mes de julio de 2013 pero negó fehacientemente el haber suministrado el fármaco a la pequeña Asunta. Además, dijo desconocer quién pudo dar el medicamento a la menor ni el día de los hechos ni los anteriores.

El acusado ruega al fiscal que se refiera a Asunta por su nombre y como el cadáver: "Es un rasgo de humanidad que le pido".

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