La larga negociación sobre el sector lácteo en la que se han enfrascado sindicatos agrarios y productores contra la industria y la distribución se ha saldado con un pacto razonable, en el que todos ganan. El hecho de que a última hora se hayan desmarcado las dos principales organizaciones agrarias (UPA y COAG) tiene su razón de ser: politizar la negociación.
La experiencia enseña que el fin justifica los medios. Estrategia puesta en práctica por los dos sindicatos agrarios, con sucursales en Galicia con una marcada vinculación política a socialistas y nacionalistas. Meter en la precampaña electoral la crisis del sector lácteo, con la amenaza de volver a las movilizaciones, es un grave error que pagarían los principales actores, no las organizaciones agrarias.
No sería sensato en un momento en el que es necesario hacer fuerte toda la cadena del sector (productores, industria y distribución) para abrir las puertas a regularizar los precios, ahora por debajo del coste de producción.
La mejor manera de encarrilar un sector de vital importancia para la economía gallega es el acuerdo el firmado, que da impulso al lácteo y sirve para generar esa competitividad que le ha faltado en los últimos años. Una vez más, los dos sindicatos y las fuerzas políticas que han querido ver electoralismo detrás del acuerdo alcanzado por la mayoría de los implicados en el sector lácteo se equivocan. El esfuerzo debe ser valorado y no utilizado políticamente.