El sanitario que presenció el disparo al exbatería de Los Piratas, amenazado de muerte

El técnico sanitario que estaba dentro de la vivienda cuando se produjo el disparo que acabó con la vida de Javier Fernández, exbatería de Los Piratas, el pasado día 26 en Ponteareas y que defendió la versión de los agentes de la Guardia Civil sobre lo ocurrido en el interior de la vivienda ha sido amenazado de muerte, según publica este sábado el diario La Voz de Galicia. Días antes de prestar declaración en el Juzgado número 2 de Ponteareas, que instruye las diligencias, la víctima presentó una denuncia en el cuartel de la Guardia Civil.

El sanitario que presenció los hechos en el domicilio del exbatería del grupo Los Piratas ha recibido numerosas llamadas telefónicas procedentes de diferentes números. La situación más crítica la sufrió el pasado domingo, a última hora de la tarde, cuando trabajaba en el hospital vigués de O Meixoeiro. El profesional fue amenazado de muerte por uno de los miembros de un grupo de al menos siete personas cuando acababa de transportar a un paciente al complejo en ambulancia.

Varias personas contuvieron al presunto agresor para evitar que se aproximara a la víctima, que tuvo que irse del lugar. "Te voy a matar. Voy a por ti. Por tu culpa murió una persona maravillosa", le gritaron.

Investigación

Los hechos están siendo investigados también por la Guardia Civil, que trata ahora de identificar al autor de las amenazas. Los sanitarios que acudieron aquel día al domicilio del exmiembro de Los Piratas ya prestaron declaración el miércoles en el juzgado, al igual que el guardia civil agredido con un cubierto de cocina en la cara por el músico, que falleció en el hospital de O Meixoeiro horas después de recibir un disparo del compañero del agente.

El sanitario señaló ante el juez que solo estaba él con los agentes en el interior de la casa cuando se produjo el disparo que acabó con la vida de Fernández. Otro testigo de la familia llamado Pablo sostiene que indicó al guardia que no montase el arma. Según esta versión, familiares y amigos advirtieron a las fuerzas de seguridad de que Javier Fernández sufría un trastorno bipolar.