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Violencia de género o asesinato

A las atrocidades hay que llamarlas por su nombre: asesinato, no violencia de género. Porque sin contundencia termina ese genérico calificativo.

El asesinato de dos niñas en Moraña ha conmocionado a toda la sociedad. Por eso es necesaria una profunda reflexión sobre unos brutales hechos que lamentablemente se repiten.

La lucha contra la violencia de género que sufren aún muchas mujeres y también los hijos reclama un esfuerzo de toda la sociedad para involucrarse contra un fenómeno que debe ser arrinconado totalmente cuanto antes. Cuando se ha avanzado tanto en la consolidación de todo tipo de derechos parece inexplicable que no se haya conseguido, a través de medios educativos e incluso represivos cuando es necesario, un cambio radical que acabe con esta lacra.

El brutal asesinado de dos niñas a manos de su padre en Moraña debe convertirse en un punto final de este tipo de barbaries. Porque las estadísticas prueban que aún queda mucho por hacer y que los esfuerzos de las instituciones no han conseguido acabar con este drama.

La libertad precisa de seguridad, eso es innegable, y la sociedad no puede dar la espalda a quienes no tienen ni siquiera esa mínima garantía en su propia casa. La denuncia es el único camino. Y también la colaboración ciudadana para que ninguna mujer, y sus hijos, se sienta sola e impotente.

Pero a todas estas atrocidades hay que llamarlas por su nombre: asesinato, y no violencia de género. Porque si no se actúa con contundencia es ahí donde termina ese genérico calificativo.

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