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Hechos de otra pasta

Es hora de que muchos pongan en práctica el verbo marchar y esperar a ver qué pasa. Porque a ningún barón le gusta chupar banquillo en la oposición.

Si algo ha quedado claro, tras los resultados del 24-M, es que las mayorías absolutas han pasado a la historia, si bien el bipartidismo se mantiene y muchos votantes aún siguen decantándose por uno de los dos grandes partidos: o PP o PSOE.

Sin embargo, la irrupción de nuevas apuestas, como las Mareas, y la diversificación de opciones de izquierda, han ampliado el panorama político y, en la mayoría de los casos, habrá que recurrir a pactos o acuerdos puntuales para poder gobernar.

Las Mareas, la marca blanca de Podemos, ha seguido la hoja de ruta que tan buenos resultados les ha dado en las europeos, donde el PP empezó su deriva y, lo que es peor, su identificación con la ciudadanía como partido; y un PSOE que, sin sacar la cabeza del hoyo, se ha mantenido en una segunda posición.

El vuelco electoral en las tres ciudades de la provincia coruñesa (Coruña, Santiago y Ferrol) es un tremendo varapalo para el PP (que pierde estos tres gobiernos) y el espaldarazo de la ciudadanía a las Mareas dibujan un nuevo escenario en Galicia.

El partido de los aún alcaldes en funciones (Negreira, Hernández y Re) lo más probable es que se queden en la oposición, aunque todavía es pronto para pronunciarse, sobre todo teniendo en cuenta el futuro incierto de las negociaciones para constituir las corporaciones, el próximo 13 de junio.

Por eso, es hora de que muchos pongan en práctica el verbo marchar y esperar a ver qué pasa. Negreira ya ha dado pasos en esa dirección. Porque a ningún barón le gusta chupar banquillo en la oposición: están hechos de otra pasta. Y eso, precisamente, fue lo que los llevó a perder las elecciones.

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