Con la anunciada decisión del alcalde de Coruña de que estas serán sus últimas elecciones municipales, Carlos Negreira abre el melón de un viejo debate y, al mismo tiempo, está enviando un mensaje a su propio partido: la necesidad de una reforma para limitar los mandatos institucionales. Entre otras cosas, porque nuestra democracia está muy necesitada de nuevos políticos.
Suponemos que con esta decisión, el alcalde coruñés y presidente provincial del PP cree, en el fondo, en la convicción de que en su partido debería existir una limitación de mandatos que facilitase la regeneración de la política y evitar así caer en personalismos en las administraciones públicas.
Por eso creemos que Negreira -como hizo Aznar en su día- es de los políticos que consideran que sería apropiado establecer un máximo de legislaturas para el mismo cargo institucional e, impedir de esta forma, caer en esas posibles deficiencias.
No es la primera vez que en el PP se baraja la posibilidad de establecer una reforma para limitar los mandatos institucionales. Un debate que ha propuesto en su momento el presidente Feijóo, pero ahí quedó esa iniciativa.
La última finalidad de un dirigente político, sobre todo si tiene un cargo institucional, debe ser favorecer los intereses del ciudadano y no la estrategia de partido.
Claro que a los partidos, sobre todo a los mayoritarios, les cuesta mucho iniciar un debate sobre estas ideas, incluso asumirlas aunque vengan de destacados dirigentes como Carlos Negreira. En el mejor de los casos, pueden asumirlas, pero les cuesta mucho también llevarlas a la práctica. Por eso, el fondo no es tanto un problema de falta de ideas, sino de asumir nuevas ideas que tienen otros. Negreira ha dado un paso importante y con valentía para reabrir un debate que puede y debe ser fundamental para esa tan deseada regeneración política.