Aspectos como el desarrollo económico, el aumento de población urbana y ciertos efectos del cambio climático, tales como las largas sequías, episodios de inundaciones y otros eventos meteorológicos extremos, repercuten en la disponibilidad de los recursos hídricos y en la calidad de vida de los ciudadanos, lo que obliga a las urbes a afrontar importantes desafíos para convertirse en auténticas ‘smart cities’.
Por ello, uno de los proyectos piloto de Coruña Smart City, la iniciativa del Ayuntamiento de A Coruña para gestionar de manera más eficaz el gasto y ofrecer mejores servicios a los ciudadanos a través de las nuevas tecnologías, es el de telegestión de contadores.
Miles de coruñeses tienen ya en su vivienda un contador smart con el que próximamente podrán controlar en todo momento, desde casa y a través de una aplicación para móvil, su consumo de agua.
La instalación de estos dispositivos se ha llevado a cabo en más de 1.000 viviendas y locales de la ciudad, repartidos por los diferentes barrios. A la hora de seleccionar los lugares en los que se implantaron los sistemas de telelectura necesarios para controlar los consumos se tuvieron en cuenta criterios como los distintos usos del agua (domésticos, comerciales, o industriales) o el tipo de contador ya existente.
Una vez completada la colocación de todos los dispositivos necesarios para poder monitorizar los consumos de agua, se pondrá a disposición de los ciudadanos seleccionados una aplicación móvil para seguir la evolución de sus consumos o detectar cualquier anomalía que se pueda producir en el servicio de agua.
Además, la implantación del piloto de telecontadores permite disponer de patrones de consumos (horarios, geográficos y estacionales) que servirán para tratar de mejorar los servicios, y lograr un suministro de agua más eficiente.
La telelectura de los contadores se realizará de forma automática cada hora. Esto permitirá prever la existencia de cualquier tipo de fuga que pueda haber en la instalación.
En los próximos años, las ciudades tendrán que afrontar numerosos desafíos, la mayor parte con un impacto directo en la gestión del agua y con un elevado nivel de complejidad. Solo a través de un nuevo paradigma de la gestión del agua, las ciudades serán capaces de superar estos retos. Será necesario un nuevo modelo de gestión que tenga en consideración todos los procesos: planificación, gestión de la demanda, operación, control y uso de los propios recursos.