El TSXG ha dicho que sí, que Pachi Vázquez, el exsecretario del PSdeG y exconselleiro en el gobierno bipartido de la Xunta, tiene que sentarse en el banquillo. Cuando toque.
Todo el proceso de Pachi Vázquez nos ha servido, precisamente, para echarle en cara al exlíder del PSOE gallego aquello que dijo en su día: que imputado era una excesiva carga para un partido. La pregunta es si fue esto lo que lo llevó a dejar su escaño en el Pazo do Hórreo. Aunque, a decir verdad, ahora está de moda, o eso se ha incluido en la reforma de la ley, que dice que tenemos que hablar de investigado y no de imputado, porque no es lo mismo y lo segundo, ya se sabe, estigmatiza.
El caso es que el poder siempre tan atento, sobre todo cuando los jueces llaman a la puerta de los grandes partidos políticos con la factura, no quiere llamar a las cosas por su nombre.
Es como cuando Zapatero nos decía "convencido" -como lo estaba de tantas cosas- que una crisis no era una crisis sino una desaceleración; y el PP, para no ser menos, habla aún hoy de que los jóvenes que se van al extranjero siguen la llamada de su espíritu de aventura en vez de huir de esta tierra para buscar alguna oportunidad.
La cuestión es que imputado no es investigado, aunque en el fondo sí lo sea. Y es que con la semántica y la doble vara de medir estamos listos, porque en el partido gobernante, el PP, también hay más que un imputado. Incluso, algunos de ellos van en las listas que concurrirán a los comicios del 24-M.
Por eso, aún no sabemos porque ha tenido que irse Pachi Vázquez mientras el juez no lo siente en el banquillo. Y no nos vale eso de que es para defenderse como cualquier ciudadano. Porque todo apunta a que el código ético de Besteiro -que se escuda en Ferraz- le está haciendo un flaco favor a este partido. Pachi sí y el alcalde de Caldas, no. Da para pensar.