Una ciudad inteligente es aquella capaz de controlar su consumo de energía y agua no sólo para reducir el gasto público, sino también para cuidar el medio ambiente y el bienestar de los ciudadanos. Dentro del proyecto Coruña Smart City se ha puesto en marcha una iniciativa de racionalización del consumo energético en un total de 54 inmuebles de titularidad municipal, así como en las instalaciones de la Casa del Agua. Los inmuebles en los que se aplicará este proyecto piloto son de todo tipo: recintos culturales como el Kiosco Alfonso, los museos científicos, el Teatro Rosalía o la Fundación Luis Seoane; de uso social, como los centros cívicos, las bibliotecas, el Fórum Metropolitano o el Ágora; u otros como las dependencias de la Policía Local, el cementerio de San Amaro o el parque de bomberos de A Grela.
El piloto, que ha sido adjudicado a la empresa Ecomt, se inicia con la monitorización de los consumos de gas y agua en los edificios seleccionados de acuerdo a múltiples parámetros: horarios de uso, estacionalidad o tipo de actividad. Con ellos, se diseña un plan específico para ese inmueble con el fin de ajustar su gasto energético y de agua al consumo real evitando ineficiencias.
Todos los datos que se recaban a través de los contadores se conectan a la plataforma tecnológica de Coruña Smart City, que permite llevar un exhaustivo control del consumo y tener datos e información actualizados en todo momento. De esta forma, si por algún motivo o avería se produce una variación en el gasto habitual de un determinado edificio, este problema se puede solucionar rápidamente, evitando malgastar energía y dinero.
Así, por ejemplo, la Casa del Agua pasa a ser un edificio totalmente inteligente. El sistema de eficiencia energética controlará el consumo de suministros, actuando también en los sistemas de iluminación y climatización de las instalaciones multiusos. Gracias a este dispositivo, las luces se encenderán o no atendiendo a las necesidades puntuales de los usuarios del complejo termal, y lo mismo ocurrirá con la temperatura de diferentes zonas del edificio, que se subirá o se bajará en función de su utilidad y de la previsión meteorológica. Esta tecnología permitirá ahorros de un 20% sobre los actuales consumos.