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El populismo

Si Besteiro sigue apostando por ese tipo de política, el populismo será quien se encargue en engullir el débil futuro que presenta hoy el PSdeG.

El espectacular avance de los populismos está cambiando el escenario político en algunos países de Europa. El populismo, que no distingue entre latitudes o regímenes políticos, sean estos autoritarios o democráticos, se ha globalizado por distintas razones. Si la razón del populismo es la crisis de identidad e ideas, aquí no la tiene en exclusiva. Todo lo contrario.

Desde que llegó a la secretaría general, Gómez Besteiro no ha podido sustraerse a esa tentación populista de intentar ganar el espacio a la izquierda radical y a los nacionalistas, con políticas alejadas de la socialdemocracia que representa. Pero no es nada nuevo. Porque el PSdeG, desde su incubación bajo las siglas del PSOE, es así. Los socialistas gallegos viven bajo la complejidad de lo que hagan los que están más a su izquierda y, por supuesto, de los nacionalistas. Es como una condena a perpetuidad. Y ese síntoma de inferioridad es una desgracia para la democracia. Pero, sobre todo, para el Partido Socialista.

Hay que recordar que la combinación de ambas fórmulas las viene practicando desde épocas de la Transición. Y ese efecto y esa misma incoherencia tiñen la credibilidad de un PSdeG que no ha encontrado aún el horizonte de su madurez.

Todo esto, sin embargo, no parece preocupar mucho al PSOE, que con sus 17 políticas de brocha gorda quiere recuperar el voto perdido, pero ciertamente no es lo que se espera de un partido responsable y coherente que desea volver a gobernar y que tarde o temprano lo hará.

Pero si Besteiro sigue apostando por ese tipo de política, el populismo que representa la izquierda radical y el nacionalismo será quien se encargue de engullir el débil futuro que presenta hoy el PSdeG.

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