Los demoledores datos sobre el caos en el servicio de urgencias de los hospitales de la red sanitaria gallega están ahí. No es necesario buscar un órgano fiscalizador y tampoco era necesario que la conselleria tratara de tapar este hecho con datos y más datos para justificar el colapso. Y mucho menos que fuera a la Cámara para decir lo más importante de su comparecencia: que este año el pico de gripe se adelantó. ¡Casi nada!
Las decisiones que se adoptan hoy tienen sus repercusiones mañana. Una máxima que el común de los mortales suele tener en cuenta pero que, en política, no ocurre tanto. Al fin y al cabo las metas que se fijan tienen un objetivo de apenas cuatro años, el tiempo que transcurre entre unas elecciones y otras.
Un ejemplo claro es lo que está ocurriendo en Galicia con el brote de gripe: llega el virus en un momento inconveniente. Que el dichoso virus se adelantó y, según afirma de manera categórica la conselleira de Sanidade, provoca el colapso de los servicios de urgencias. ¡Ya está!
Y no será que no lo advirtieran de forma clara y rotunda los profesionales sanitarios que vienen denunciando la falta de criterio a la hora de planificar la gestión sanitaria pública. Pero la respuesta de los políticos fue la que ya es habitual, acusar a los profesionales de movilizarse por la pérdida de privilegios. Craso error. Al final, la historia da a los sanitarios la razón.
Una decisión que ahora se comprueba no solo errónea sino claramente injustificable es que los virus no le piden permiso a la señora Mosquera para llegar cuando la titular de Sanidade y su gran equipo de colaborados quiera. Los virus son inoportunos, como inoportuno es el nombramiento de algunos políticos.