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Exabruptos

No se sabe qué tipo de trastorno transitorio padecen personas que, como Beiras y Caballero, tienen un papel destacado en la política gallega.

Una vez más se repite el cuento; una jácara que gusta contar a ciertos personajes enamorados de su propia persona. Es difícil que alguna de las frases pronunciadas por dos políticos, que estos días han hecho furor en la opinión pública, acaben recogidas en esos libros de citas celebre tan consultados por autores a los que les gusta salpicar sus escritos y discursos de expresiones cultas.

Ni la irracionalidad de Beiras, cuando afirma que "los bárbaros del PP matan más gente que la yihad", ni la desfachatez del increíble Caballero, que no repara en amenazar públicamente a la conselleira Ethel Vázquez con “¡Cuidadito con prevaricar!” formarán parte de recopilatorio serio alguno. Como mucho, podrían acabar en alguna antología del disparate político, en la que realmente se les haría honor a lo que son, disparates. Claro que el primero revestido de historicismo, porque, llevado por su posesión de la verdad eterna, Beiras, según explico él mismo después, no se refería solo a los del Gobierno de España, sino al presidente del Ejecutivo gallego. Y llevado por su incontinencia de siempre, simplemente soltó un exabrupto al pronosticar que Feijóo acabará en la cárcel como su “amigo” Marcial Dorado.

Sin duda los dos hablaron de forma irreflexiva, pero al igual que el histórico líder nacionalista, al alcalde socialista vigués tacha de "fascistas" a sus convecinos que oponen al barco de la rotonda de Coia. Lo importante es que los dos dijeron lo que pensaban. Y ahí está lo grave. Que estos lapsus reflejan su nivel político y, sobre todo, su falta de respeto a las instituciones o a las opciones políticas de las que tienen legítimo derecho a discrepar y oponerse.

No son las primeras ni serán las últimas frases tabernarias que pronuncian estos dos responsables políticos, que, al tener entre sus obligaciones la de dar ejemplo a los ciudadanos, deberían cuidar más lo que dicen. E incluso deberían cuidar cómo lo dicen. Lo peor sería pensar que las frases comentadas reflejan la estatura intelectual del debate público y lo mejor -y lo más benévolo- pensar que son burdas exageraciones, producidas por no se sabe qué tipo de trastorno transitorio padecido por personas que, como Beiras y Caballero, tienen un papel destacado en la política gallega.

Sobre todo porque este tipo de exabruptos hacen un flaco favor a la imagen de los políticos, al tiempo que desvía la atención de lo realmente importante que ahora es, ni más ni menos, que encontrar soluciones para salir de una crisis de la que aún no hemos visto el final del túnel. Pero no podemos pedir más, es lo que tenemos.

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