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Políticos sinvergüenzas

Estamos secuestrados por unos partidos que protegen a los sinvergüenzas -con los que reparten el botín- y tienen secuestrada la acción judicial.

Finaliza el año como empezó: con mucho sinvergüenza. Lo recordaba el fiscal jefe, que pide un cambio urgente para combatir la corrupción. Tiene razón Carlos Varela porque aquí, entre la figura del juez decimonónico y la falta de interés de los partidos, andan los ladrones detrás de los que roban.

La sociedad está hasta el moño, porque cada vez hay más sinvergüenzas en la política. El caso es que ya no se escandaliza por nada. Porque todo -o casi todo- lo ha visto.

Lo único malo de ser un político sinvergüenza es que, además de serlo, lo es con malas artes. Claro que eso es consustancial a esta clase política que padecemos.

Por suerte, dentro de cinco meses tendremos la ocasión de eliminar a unos cuantos sinvergüenzas. Porque tiene que ser la sociedad, ante la pasividad de una justicia secuestrada y unos partidos tirados al monte, la que tenga que regenerar la democracia.

Es curioso, sin embargo, que mientras la sociedad acumula un cabreo monumental, una parte de la ciudadanía se ha vuelto cómplice de los sinvergüenzas. Típico en todos los clanes de mangantes que viven bajo el paraguas del enchufismo o aspiran a él.

También es curioso que los sinvergüenzas –mangantes es más apropiado-, imputados e investigados, arremetan contra todo el mundo. Es decir, que puedan robar a mano llena, montar saraos millonarios o llevarse la pasta a paraísos fiscales con la mayor de las impunidades, lo que es típico en el político sinvergüenza. Una tradición endogámica que continuarán los nuevos sátrapas, que emergen como los hongos malignos en las fragas gallegas.

A mí, quienes saquean las instituciones y participan en los botines de las empresas privadas, qué quieren que les diga. Que los conocemos todos, que todos vemos como se amplían sus patrimonios, pero no hacemos nada.

O sea, que lo importante -para algunos, claro- es ir arrimándose a ese clan de enchufismo por si cae, al menos, una pedrea.

Es curioso cómo se ríen de nosotros esos políticos sinvergüenzas. Se gastan todo el dinero que producimos los demás sin dar palo al agua. Eso sí. Son especialistas en cambiar de sitio las cosas. Y si es dinero, mejor.

Qué razón tiene Carlos Varela. Estamos secuestrados por unos partidos que protegen a los sinvergüenzas -con los que reparten el botín- y tienen secuestrada la acción judicial. Y esto último no lo dice el fiscal jefe, lo afirma un menda.

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