Rajoy asegura que "la crisis es historia del pasado". Y abunda el presidente que "España es un modelo de recuperación". Suponemos que el jefe del Ejecutivo no se ha enterado que en su tierra, es decir, en Galicia, hay más de medio millón de personas que se encuentra en exclusión social. Y que este drama afecta a la mitad de los ciudadanos que viven en municipios de 5.000 a 20.000 habitantes; y eso, señor Rajoy, es la mitad de la población gallega.
Mientras el visionario Rajoy afirmaba que la "crisis ha pasado a la historia", Cáritas y la Fundación Barrié le sacan los colores al mostrar un informe demoledor: en Galicia hay más de 174.000 hogares en exclusión social, aunque también hay 55.000 que están en situación de exclusión social severa. Y los problemas que más afectan a la sociedad gallega en esta situación son los relacionados con el empleo y la salud.
En el caso del empleo, una de cada tres personas en Galicia sufre exclusión por este motivo. Durante el año pasado, el 14% de los hogares trabajaron menos del 20% de su tiempo potencial de trabajo. En salud, mejor ni hablar.
Que esto ocurra ya es triste, pero que sea mientras un montón de desalmados se enriquecen a costa del dinero público y mientras asistimos un día sí y otro también a nuevos capítulos de corrupción es doblemente doloroso.
Preocupa a los políticos la pérdida de credibilidad por estas nuevas cuestiones, seguramente más por la amenaza que supone para su estatus que por otras razones. Pero si de verdad quieren recuperar la credibilidad y la dignidad deberían empezar por atajar el problema de la pobreza. Eso, señor Rajoy, sí que sería hacer política de verdad. Porque la pobreza no oculta la corrupción.