El ministro de Industria, José Manuel Soria, volvió a defender la subasta de los incentivos eléctricos para las empresas con mayor consumo de energía, celebrada hace dos semanas, e insistió en que la situación en que se encuentra Alcoa se debe a las decisiones tomadas por la propia empresa en esa puja.
La multinacional estadounidense del aluminio aspiraba a lograr en la subasta de la interrumpibilidad -el servicio por el que los grandes consumidores rebajan su consumo de energía, incluso a cero, si el sistema no tiene capacidad para atender la demanda a cambio de una retribución económica- seis bloques de los nueve que se subastaban de 90 megavatios, pero solo logró tres.
La compañía necesitaba cuatro bloques para la planta de San Cibrao, a la que van a parar los tres obtenidos, y uno para cada una de las otras dos fábricas, las de Coruña y Avilés (Asturias). La dirección de Alcoa estima que estas dos fábricas no serían rentables sin los incentivos, por lo que prepara en ambas un despido colectivo que podría desembocar en el cierre y la pérdida de los 400 empleos directos con que cuenta cada una de ellas.
El ministro de Industria insiste en culpar a la multinacional del aluminio y defiende que la subasta de la interrumpibilidad se celebró con "las mismas condiciones" para todas las compañías participantes. "No ha habido unas condiciones para unas empresas y otras condiciones para otras", aseveró Soria, que apuntó que todas las firmas que intervinieron en la puja fueron "libres" de apostar en unos paquetes por un precio y en otros por otro. "Habrá que preguntarle a cada empresa por qué en unos lotes han bajado mucho [el precio] y se los han llevado y en otros han mantenido un precio muy elevado y no se los han llevado", reflexionó el ministro.