Feijóo es de los pocos políticos del ruedo ibérico que suele decir lo que piensa. Lo confirmó ayer cuando dijo que el PP tiene que tomar nota de las encuestas, y de otras cosas. Mensaje que lanzó el mismo día en que el Consello de Contas pide medidas a la Xunta para combatir la corrupción y, además, lamenta que la gallega sea la Administración autonómica de España que más tarda en rendir cuentas. Por si fuera poco, el informe de este organismo detectó que Feaga, imputada en la operación Zeta, no justificó la asistencia de alumnos y que la Xunta no lo comprobó. De ahí que el presidente Feijóo esté mirando esas otras cosas.
Al margen de este otro revés, el PP prepara la estrategia ante las elecciones municipales del 24 de mayo, que culminará con una convención nacional el próximo mes de enero. Lo hará sabiendo que en las filas populares hay una gran preocupación por los escándalos de corrupción que salpicaron al partido en las últimas semanas y que hicieron cundir el desánimo entre las bases.
Por esa razón, no le queda más remedio que movilizar a los suyos cuanto antes para empezar a recuperar el impulso político. Pese a que las encuestas, como reconoció Feijóo, sitúan a Podemos como la formación en claro ascenso para las próximas elecciones generales, la preocupación del PP es otra: el desánimo.
Aunque es la consecuencia del desánimo ciudadano más que la predicción del voto, la caída de los populares hasta el 20,7% -según un sondeo de Metroscopia- acabó por encender todas las alarmas en la sede de Génova, donde los más altos cargos del PP aconsejan a Rajoy tomar medidas internas para recuperar el pulso del partido tras los últimos escándalos.
Lo que está claro es que el inquilino de Monte Pío sí las va a tomar, por tres razones: porque es su obligación, porque lo anunció y porque tiene la intención de presentarse a la reelección. Al menos, el PP tiene en Feijóo un presidente sin pánico al desánimo.