Que no nos vengan con cuentos. La pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores es un hecho. En un trienio los que tienen la fortuna de estar empleados han visto cómo se les reducía el sueldo en unos 600 euros de media al año, lo que también pone en evidencia aquella célebre intervención del ínclito ministro Montoro en el Congreso, cuando rechazó que los salarios hubieran bajado. En España los datos son similares a los de Galicia, pero la Comunidad gallega es una de las tres que tienen los sueldos más bajos. Las cifras son tozudas y están ahí: la rebaja del salario ronda el 7%.
A estas rebajas salariales se han unido los cierres de empresas y los EREs, los duros golpes a sectores estratégicos para la economías gallega, como el naval, el conservero -extractivo y productivo- o la ausencia de inversiones significativas, por eso cada anuncio de nueva empresa o iniciativa en Galicia es prácticamente un triunfo, a pesar de que muchos son los que siguen poniendo palos en las ruedas.
Ante semejante panorama, el presidente Feijóo avaló en una reunión con el patrón de Citroën la capacidad competitiva de la factoría viguesa y de toda la industria gallega de automoción. El objetivo, en principio, no era otro que lograr para Vigo el proyecto K-9 para la fabricación de las nuevas furgonetas de la multinacional francesa.
Todo iba bien hasta que la empresa lanzó unas medidas para rentabilizar la factoría, y que pasan por duros ajustes salariales: una rebaja en los sueldos del 5% y su congelación hasta 2019, una reducción del 50% de las pagas extraordinarias y un 33% de la prima por objetivos, entre otras.
Este duro plan no es, precisamente, para lograr que Vigo gane el proyecto para la fabricación de las furgonetas. Nos tememos algo peor, que se trate de aplicar el "modelo alemán", por lo que en lugar de prescindir de una parte de la plantilla se reduce en la misma proporción en el equivalente salarial de los operarios.
Lo que está claro es que es una fórmula, que, a veces, acaba siendo una lotería, en la que la selección de los damnificados se basa en factores objetivos.
En un país tan castigado por la crisis y el paro se echan de menos medidas que puedan revitalizar el mercado laboral. El anuncio de Citroën es un ejemplo del coste y el tiempo para que todo vuelva a donde solía. Por mucho que nos hablen de recuperación.