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Demagogia y chulería

No, doña Pilar. Muchos de los que menos tienen están ahí, porque hasta ahí los han llevado personas que, por desgracia, se dedican a la cosa pública.

No sorprende que alguna política no se enteré de la evidencia: que la crisis ha afectado a toda la economía nacional. Y con ella, los menos favorecidos han sido los más perjudicados. Una bolsa muy significativa para un país desarrollado, como es el nuestro.

Hay un factor diferencial, sin embargo, que a menudo no se subraya como se merece: la crisis está aumentando las desigualdades sociales, un paralelismo nada positivo con el alarmante número de desempleo que existe en el país.

La crisis económica, agravada por las duras medidas de ajuste adoptadas por los gobiernos central y autonómico, está provocando un alarmante aumento de las desigualdades sociales y de los colectivos en situación precaria, como los jóvenes por debajo de los 30 años.

Otra cosa es que esos mismos gobiernos que han gestionado la crisis con austeridad, recortes y medidas fiscales regresivas se nieguen a aceptar la realidad de la extensión de la pobreza, o de los que menos tienen.

En Galicia, además de los adultos, hay niños y niñas que pasan hambre, que tienen dificultades de acceso a una alimentación mínima, pese a que alguna política haga el ridículo con afirmaciones en las que niega que "sean los que menos tienen" los que "más están sufriendo los recortes". Y lo más esperpéntico: que para ellos es para quienes hay más medidas, y cita, con desfachatez, que en la sanidad son atendidos del mismo modo y la educación pública es gratuita para todos. Lamentable.

No, doña Pilar Rojo. Una sociedad es tan justa como el trato que tiene con los más vulnerables. No se pueden seguir atacando los derechos sociales básicos de las personas. Y mucho menos con demagogia y chulería, que es lo que hace la presidenta del Parlamento gallego.

El mercadeo político es una cosa repugnante, pero de lo que hace gala la señora Rojo va más allá de eso. Convendría que los responsables políticos supieran estar en su sitio, y no menosprecien e insulten a una capa de la sociedad que sufre y que no se lo merece. Porque muchos de ellos están ahí, porque hasta ahí los han llevado este tipo de personas que, por desgracia, se dedican a la cosa pública.

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