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Teatro de lo absurdo

Ferrol y sus astilleros no son Vladimir y Estragon, que nunca llegaron a saber quién era Godot, para utilizarlos en el nuevo teatro de lo absurdo.

El proceso de ‘rescate’ del sector naval ferrolano es como la interpretación de los dos vagabundos Vladimir y Estragon que aparecen en la obra ‘Esperando a Godot’, pero nunca llegan a saber quién es Godot. La negociación, o mejor dicho, la consulta que se supone hizo el Gobierno de Rajoy a Bruselas sobre el dique flotante para Navantia es tan absurda como el genuino teatro absurdo que escribió Samuel Beckett. La existencia de la pésima consulta no es una cuestión de credibilidad, es una cuestión de hechos.

Dos años después de su triunfo electoral, el presidente Feijóo vuelve a tropezar con la indefinición del Ejecutivo español, que todavía no ha dicho nada de la posición europea sobre el futuro de los astilleros de la ría de Ferrol.

Pero el tiempo pasa, los planes no se concretan y la tensión laboral aumenta en una Comunidad que tiene por delante, por ejemplo, la digestión de los despidos que provocará el reordenamiento del débil sector financiero que nos queda.

De momento, los comités de empresa de las dos instalaciones que tiene Navantia en la ría de Ferrol ya han advertido de las serias consecuencias que puede tener para el empleo regional la negativa de Bruselas.

El mutismo del Ministerio de Industria y de la dirección de Navantia es total; y la Xunta, en su papel de esclavo Lucky, saca pecho e insiste en que la única salida viable para las factorías navales es diversificar el sector.

Pero mientras los astilleros ven como se les termina el trabajo, porque su actual cartera de pedidos está como un solar, el futuro de las más de cien empresas auxiliares que dependen de Navantia, también se complica.

Ferrol y sus astilleros no son Vladimir y Estragon para utilizarlos en el nuevo teatro de lo absurdo.

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