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Necesidad objetiva

Más que entrar en el nuevo guión de Feijóo deberíamos analizar la vieja trama de este cortometraje y el comportamiento de sus actores.

Lo truculento es verdaderamente odioso, pero lo que está pasando no es verdaderamente el pasaje de una película. Es una obra en directo sobre el Concello de Santiago. Pero más que entrar en el nuevo guión encargado por Feijóo, deberíamos analizar la vieja trama de este cortometraje y el comportamiento que en ella han tenido sus actores.

La espiral de los casos de corrupción política, que parece haberse instalado en la vida pública, se disparó hasta cotas inusitadas. Pero no puede decirse que haya irrumpido en la sociedad porque forma para de ella desde la noche de los tiempos, aunque sí es cierto que en esta ocasión ha alcanzado cotas insoportables, hasta el punto de tocar a prácticamente a todo un equipo de gobierno. O cuando menos estar bajo sospecha.

Nunca se ponderará lo suficiente el valor de la presunción de inocencia que asiste a todo ciudadano o político. Hay que insistir en ello porque la corrupción que se vive es terreno abonado para que la razón democrática se vea sustituida por la demagogia y el populismo, con todos los riegos que conlleva.

Pero ello tampoco justifica el mirar para otra parte o apalear a genéricas voluntades políticas de pactos o recambios que no pocas veces se concretan para hacer frente a un fenómeno que, si bien afecta a todas las democracias en mayor o menor grado, se está cebando en un país con más de cinco millones de parados y al que se le exige todos los días inmensos sacrificios.

En estas condiciones, como las que han dejado al Concello de Santiago, todo esfuerzo por esclarecer la verdad debe ser la primera obligación de todos. No solo de los partidos. La democracia perfecta es una bella utopía, pero la democracia decadente es una necesidad objetiva.

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