Esta semana, en Economía Para Quedarte Sin Amigos, hablamos de okupación. Y lo hacemos con dos invitados de lujo. En primer lugar, nuestra compañera Sandra León, una de las periodistas que más y mejor ha escrito sobre este fenómeno. Sobre las numerosas injusticias que se están generando, con propietarios que apenas tienen lo suficiente para vivir y se encuentran pagando los gastos de unos okupas (o inqui-okupas) que se aprovechan de una normativa perversa. También nos acompañará Ricardo Bravo, portavoz de la Plataforma de Afectados por la Okupación. Juntos nos explicarán por qué la normativa en vigor está generando tantos problemas. Con cifras, con argumentos jurídicos... y con casos reales, de algunas de esas miles de personas que están pasando por un infierno y que sienten que la Policía y los jueces tienen las manos atadas por la ley. Junto a Nuria Richart y Domingo Soriano, comentarán cómo puede darse esta situación en la que el Estado no protege al ciudadano que cumple, sino al delincuente. A partir de ahí, cualquier cosa es posible.
La propiedad privada es una de las grandes instituciones de Occidente. Muchos autores, entre ellos la gran mayoría de los historiadores económicos que han estudiado este tema, la ponen en primer lugar para explicar las diferencias de desarrollo entre Europa y otras regiones del planeta. Por qué Europa, a partir de la Edad Media, comenzó a desarrollarse y a crecer. Pues, entre otras cosas, por la propiedad: esa convicción de que lo tuyo era tuyo y ni siquiera el rey más absoluto podía robártelo sin más. ¿Hubo abusos? Por supuesto. Pero, en general, la idea de que había que respetar la propiedad privada, sustento de la libertad, era parte fundamental del cimiento de nuestra prosperidad.
En el siglo XXI, esto está en discusión. Primero con esas constituciones (como la española, por cierto) que hablan de la "función social" de la propiedad. Vamos, que lo tuyo es tuyo salvo que el político de turno decida que lo necesita para algo más importante. En España, además, estamos viviendo una involución relacionada, con uno de los bienes más apreciados (y no sólo por su valor económico): la vivienda. El Gobierno socialista de Pedro Sánchez (con la complicidad de sus socios y una postura no especialmente contundente, en este tema, de la oposición) ha tomado por bandera una de las principales reivindicaciones de la extrema izquierda: la propiedad privada de un inmueble está supeditada a la necesidad del que lo habita. Los derechos del dueño son secundarios frente al ocupante.
Ocupante con C; y okupante con K. Porque esta desvalorización de la propiedad privada ha generado un efecto llamada. Y sí, seguro que hay familias de bajos ingresos que se han aprovechado del famoso Real Decreto aprobado durante el Covid y que blinda la posición de los moradores de una casa que puedan alegar vulnerabilidad. En este caso, la pregunta sería por qué tiene que hacer el Estado política social con la vivienda de un particular. Si una familia tiene un problema, para eso deberían estar los servicios sociales de ayuntamientos, comunidades autónomas y Gobierno central.
Pero ni siquiera eso es lo más grave. El problema es que si uno incentiva el incumplimiento de la ley (y en España, ahora mismo, se protege al delincuente y se le ponen trabas al propietario) lo que ocurrirá es que se multiplicarán los incumplimientos. Por parte de delincuentes profesionales (las mafias okupas están haciendo su agosto) y por parte de ciudadanos que habrían sido honrados en otras circunstancias pero que ahora ven que pueden hacer algo que intuyen que está mal, pero no está penalizado.
Música
Esta semana, el protagonista de nuestra selección musical es el grupo británico Madness. Y estos son los temas que hemos escuchado en el programa:
- "Our house"
- "It must be love"
- "Baggy trousers"
- "One step beyond"
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