Podría contarles lo mismo que la semana pasada porque la historia no ha cambiado. Tras quince días de movilizaciones del sector agrícola español para demandar una política que haga de la agricultura y la ganadería una actividad rentable el Gobierno se ha reunido con las organizaciones agrarias reconocidas como interlocutoras del sector: Asaja, UPA y COAG para escuchar de primera mano sus reclamaciones y poner sobre la mesa un paquete de 18 medidas en un intento por calmar la frustración del rural.
18 medidas que son más bien intenciones que no compromisos y buenas palabras para ver si los tractores se vuelven a casa. Una iniciativa que les llega de la mano del Ministro Planas, un titular de agricultura que generó unas enormes expectativas cuando llego al cargo por su conocimiento y experiencia en el sector y en los entresijos de Brusels pero que no ha sido más que un acicate del Gobierno para poner paños calientes a agricultores, ganaderos y pescadores, dolidos por los palos que reciben del resto de sus compañeros del Consejo de Ministros.
Y aquí algunos ejemplos, sacrificio de la ganadería extensiva en aras a la salvación del lobo ibérico; criminalización del regadío y de la caza, cerrar el grifo de los Trasvases, señalar como nocivo el consumo de carnes ( acuérdense del ministro del chuletón al punto, ese que ahora pretendía medrar como lobista, el sucesor de Groucho y sus principios que si no les acomodan tiene otros), persecución a los supermercados por lucrarse con sus márgenes, asimilación del sector ganadero con la industria química a efecto de emisiones, una ley de bienestar animal de espaldas al campo. Incluso se acuso al sector de ser unos exclavistas explotadores de jornaleros por pedir que la subida del SMI no incrementase también el coste laboral para los empresario.
Empresarios que están muy lejos de ser los grandes terratenientes que han pretendido dibujar. Un dato: la superficie media de una explotación agraria en España en 44 hectáreas. En el caso de las explotaciones ganaderas, la media se sitúa en 40 cabezas. Durante 2023 el 86% de las explotaciones agrícolas están gestionadas por personas con más de 45 años, y de ese porcentaje, el 41,3% supera los 65 años.
Así que ni somos la Europa de la hierba de la Europa a partir de Francia ni la de los grandes empresarios agrícolas. Nuestra agricultura a diferencia de nuestros socios es meramente familiar.
El caso es que no se trata de dar ayudas, no es lo que piden sino de frenar la diarrea legislativa que emana de Bruselas y de nuestro propio ministerio de transición ecológica que se empeñan en hacer prevalecer la "restauración de la naturaleza" y todas las políticas verdes por encima de algo tan esencial como la producción de alimentos.
Esto no va de políticas, ni de partidos, esto va de concienciación social. Ha habido tanto interés en poner el foco en "lo natural" y lo digo entrecomillado que nos hemos olvidado de lo esencial que es la soberanía alimentaria. Es la sociedad la que de boquilla demandaba un estándar de producción sostenible, sana y segura, una producción que no es rentable, que no es competitiva y que esa misma sociedad no está dispuesta a retribuir con un precio justo en el mercado.
Luego pasa que llegan las fresas de Marruecos, esas mismas a las que les hemos hecho una campaña de desprestigio en toda Europa por regar en Huelva, donde a por cierto a las recolectoras, todas Marroquíes se las contrata con todos los derechos laborales y sociales españoles; más baratas y menos seguras porque contienen restos de fertilizantes prohibidos en la UE y cuyos habrán cobrado de aquella manera, a la manera alauí.
El caso es que rentabilidad para vivir de lo suyo es lo que pide este castigado sector al que, por los mismos motivos, el rodillo verde, la criminalización y la falta de rentabilidad asfixia, se han sumado todos los que viven de la mar ; que además siguen pidiendo la rebaja del IVA a los productos pesqueros y las conservas.
Y lo que se pide no es un cierre de fronteras, España es un gran país exportador #agroalimentario: 70.165M€ y 14.900M€ de saldo positivo el último año. Así que lo que hacer falta es un mayor control aduanero y unas exigencias de producción equivalentes a la UE.
De eso vamos a hablarle, de los esfuerzos del sector ganadero por ser más sostenibles, de cómo la ganadería de vacuno de carne de España emite un 66% menos de gases de efecto invernadero y consume un 65% menos de agua que la media mundial. Y eso cuesta, como la fama.
De cómo otro de los eslabones de la cadena, la de fertilizantes y otros insumos agroquímicos trabaja para garantizar el cumplimiento de la novísima normativa de envases para garantizar el retorno y reciclado de todos esos envases.
Y como esta de temporada les propones una visita a la localidad soriana de Abejar, donde celebran la Feria de la Trufa Negra para poner en valor este oro negro.
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