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En Clave Rural: El aceite de oliva, a precio de oro

María Santos comenta toda la actualidad del campo y del mundo rural.

El audio empezará a sonar cuando acabe el anuncio

Despedimos un agosto tórrido, por el calor y la agitación y el ruido político y damos la bienvenida a un mes de septiembre que promete ser igual de vertiginoso informativamente hablando pero que, al menos nos ha traído un cierto alivio climático. Por lo menos en lo que a temperaturas se refiere por los riesgos de una Dana, de pedriscos y de torrencialidad mantienen encendidas todas las alarmas ante lo que podría ser la puntilla para cultivos fundamentales como la vid, la almendra o olivar.

Y precisamente si ha habido un protagonista esta semana ha sido el aceite de oliva. Ya saben si han ido a la compra que hasta anillas antirrobo le han puesto en los lineales porque su precio se ha duplicado y lo encontramos ya de media por encimo de los 10 euros el litro.

Un precio que podría seguir subiendo hasta final de año que se produzca el enlace de campaña y entren en stock las cantidades que se recojan, que ya les digo que serán mucho menos de las de una cosecha normal. Así que barato no va ser, de momento el que más que nunca podemos considerar como oro líquido, esencia de nuestra dieta Mediterránea.

Y es precisamente el aceite de oliva lo que nos muestra con toda su crudeza lo que la sequía y la escasez de agua para regar los cultivos puede hacer sobre los precios y la disponibilidad de alimentos.

De hecho con una reserva hídrica en torno al 37% y un déficit de precitaciones del 16% y con unos planes hidrológicos que lejos de garantizar la disponibilidad de recursos hídricos para regar se ampara en unos caudales ecológicos ideológicos que no técnicos ni científicos y reducen casi un 20% los aportes de agua para regar, está claro que las cosechas no salen y los números del IPC tampoco.

Perpetuar políticas que demonizan el regadío es lo que tiene, que disponibilidad y asequibilidad de los alimentos se fian a terceros países, aún a costa del clima de esas tierras como si fuesen de otro planeta y de la

salud de los consumidores europeos expuestos a sustancias prohibidas en el mercados comunitario.

No podemos olvidar que el regadío supone cerca de un 15% de la superficie agraria útil, y casi un 60 % de la producción final agrícola nacional (y 67% de la producción final vegetal). Produce, además, hasta seis veces más que el secano y una hectárea de regadío intensivo puede producir el equivalente a 40 hectáreas de secano.

Y es este escenario el que ha llevado a la Industria alimentaria a dar la voz de alarma porque podemos acabar ante una escasez de alimentos. Y para evitarlo pide un nuevo Plan Hidrológico, así como planes de inversión en infraestructuras de almacenamiento y de riego y el impulso del uso de los recursos no convencionales de agua como la reutilización y la desalación. Insistiendo en que la reutilización de agua regenerada es clave para alcanzar la seguridad hídrica en nuestro país.

Y de ahí la incertidumbre ante lo que pueda pasar de cara a la formación de un Gobierno, del que sea del color que sea se espera un giro radical en su trato y prioridades respecto de los sectores agrícola, ganadero e industrial, ya que de esas política dependerá lo que podamos comer el conjunto de los españoles en los próximos años. Y no podemos olvidar que explotación que cierra ya no vuelve a abrir.

Pero no vayan a creer que este mal trato al campo que produce alimentos es solo una cuestión nacional. Desde Europa las políticas verdes y esas ínfulas de restaurar la naturaleza para hacer de Europa un jardín y de la población rural jardineros digitales, eso sí con el 5G que todo lo soluciona, agricultores y ganaderos están en peligro de extinción.

Por ello todas las organizaciones profesionales agrarias y las cooperativas agroalimentarias de España se han citado para concentrarse la semana próxima en Córdoba a las puertas del Consejo Informal de Ministros de Agricultura de la UE a los que piden un cambio en la política agraria europea que garantice un sistema alimentario y un modelo profesionalizado de agricultura.

Los agricultores y ganaderos aprovecharán esta reunión, que contará con la asistencia del Comisario de Agricultura y Desarrollo Rural, Janusz Wojciechowski, para reclamar unas "nuevas reglas del juego" donde la alimentación, garantizada desde el sistema productivo español, construido sobre la seguridad y la calidad, se convierta en una cuestión de máxima prioridad para la UE.

El campo español reclama también un trato igualitario para las producciones europeas y las de terceros países. Así, consideran fundamental intensificar los controles en frontera para garantizar la entrada de alimentos producidos bajo las mismas exigencias fitosanitarias, laborales y de calidad a las que están obligados los productores europeos.

Es evidente que la fiesta verde tiene un coste, un elevado coste en términos económicos que vamos entre todos también en el precio de los pocos alimentos que se sigan produciendo en Europa y desde luego un coste social inasumible en un país como España donde el rural juega un papel fundamental como custodios del territorio y del paisaje más alá de su labor productiva.

Y así arrancamos el mes; Y como a perro flaco todo son pulgas además de a la política enferma el sector ganadero se enfrenta a una nueva enfermedad. La Enfermedad Hemorrágica Epizootíca, un patógeno nuevo Europa, que se registró por primera vez en noviembre de 2022, que hemos importado de Africa y que un mosquito va extendiendo vertiginosamente entre la población de cérvidos silvestres y ha terminado contagiando al ganado domestico en gran parte de las provincias de la mitad sur peninsular.

Aunque que precisar que es una enfermedad vectorial no contagiosa transmitida por un insecto (mosquitos culicoides) que afecta a animales rumiantes silvestres y domésticos y que, de ningún modo, afecta a las personas; los ganaderos sin información, ni protocolos de actuación ni una actuación coordinada por el Ministerio se sienten perdidos y abandonados a su suerte con un sobrecoste en veterinarios inasumible y una caída de rendimientos importantes. Quizá, una vez pasada la resaca electoral y las vacaciones estivales sea hora de que los responsables se pongan las pilas para que el sector vacuno no acabe por echar el cierre y entonces abriremos todos los periódicos con l subida del precio de la carne.

O quizá no, porque se empiezan a autorizar las primeras plantas de alimento sintético, invitro con aspecto de carne; que parece que es la gran apuesta sostenible de occidente para salvar al planeta de los pedos de las vacas.

En fin.

Estamos calentando motores para la nueva temporada pero como hasta el rabo todo es toro trataremos de rebajar el tono y mantener el ánimo veraniego que tenemos por delante un fin de semana para poner el cargador rápido de pilas.

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