Como cada verano, cuando llega esta época nos encontramos titulares recurrentes que, en este 2023, hemos repetidos desde casi casi la primavera. La sequía. No sólo en Cataluña, donde las cuencas internas están casi casi al limite de lo potabilizable sino en cuencas que arrastran una delicádisima situación desde unos años como la del Guadiana o del Guadalquivir, con muchos municipios costeros imponiendo restricciones o cortando el agua de los lavapies y las duchas de las playas para evitar que esta sequía se convierta en escasez. Una falta de agua que no escapa tampoco del norte, concretamente en muchos pueblos coruñeses.
Y es que las considerables precipitaciones registradas la pasada semana en la vertiente atlántica no han logrado frenar el declive de la reserva hidráulica, que se ha reducido en 584 hectómetros cúbicos, es decir, el 1 por ciento, hasta situarse en el 41,1 por ciento de la capacidad de nuestros embalses.
Les hablaba hace un momento de escasez, y eso es lo que pasa cuando la falta de agua amenaza usos hídricos como la disponibilidad de agua para consumo humano, o para producir alimentos. Y nos olvidamos a menudo que en España bebemos y damos de beber a los turistas gracias a las obras de regulación de desde antes de que los romanos llegaran a Hispania ya se hacían, acueductos, trasvases y embalses.
Sin embargo, parece que queremos ponernos la medalla en Bruselas de ser el Estado Miembro que más aumenta los caudales ecológicos y más represas y azudes destruye, aún sabiendo que España es uno de los países con más escasez de agua y con mayor calidad ambiental de la UE. El extremismo llega hasta el punto de que a muchos ríos con un régimen discontinuo de agua -por permanecer secos durante el estiaje- se les aplica un caudal ecológico continuo de agua procedente de los embalses y, por tanto, en detrimento de los regadíos.
Política de agua, esencial para el desarrollo y la garantía de derechos como el hambre cero, entre otros. Pero aquí seguimos demonizando los trasvases, recortando los que ya tenemos y no queriendo ni oir hablar de que podrían solucionar el problema en Cataluña y Aragón
con un trasvase desde el río más caudalosos que tenemos el Ebro. Pero tampoco parece que el nuevo Gobierno de Aragón quiera apostar por el, eso sí con grandes inversiones en obras hidráulicas entre sus prioridades.
Y aquí es dónde llega la sorpresa, saben quien ha conseguido 850 millones de dólares del Banco Mundial para su Programa Nacional de Abastecimiento de Agua Potable y Regadío ¿ Pues claro, Marruecos, al mismo al que España apoyará con 5 millones para ejecutar dos nuevas potabilizadoras en el país vecino.
Curioso que mientras que en España algunos se empeñan en desmontar nuestros regadíos top en eficiencia y sostenibilidad se apoye a Marruecos para desarrollar un sistema agrario basado en esa misma cultura del agua donde cada gota se convierta en alimentos, en lugar de en el Campo de Cartagena en el Sáhara Occidental
Saquen sus propias conclusiones.
Y hasta aquí el apunto político pasado por agua, que es lo que nos gustaría y lo que ya les anticipo que podría llegar este puente al norte especialmente.
Hoy vamos a hablarles del aceite de oliva, habrán visto que este años sí que sí podemos hablar de oro líquido por el precio que está alcanzando, entre los 7 y los 10 euros para el virgen extra en punto de venta, que ya les gustaría a los olivareros obtener esas cotizaciones.
Podríamos pensar que es por la escasez de existencias y dada la mala cosecha que se espera por la falta de lluvias el precio aún no ha tocado techo, pero algo más hay que explique esa enorme subida y nos la va a explicar Javier SantaCruz.
Nos acercaremos hasta Huesca para asomarnos a la incipiente vendimia en la DO Somontano y por tierras castellanoleonesas a vivir la experiencia del pastoreo en un contexto ganadero complicadísimo por el estado sanitario de la cabaña que se enfrenta a la enfermedad hemorrágica auspiciada en gran medida por la propagación a través de la fauna salvaje.
Y para terminar, un cierre de lo más picante. Les propongo una visita radiofónica a la Factoria do lume, la fábrica del fuego que hemos encontrado en una cooperativa de Narón, formada por una madre y un hijo, que desde hace dos años combina los chiles más picantes del mundo en sus salsas y hoy nos van a descubrir el mundo del picante para acabar echando fuego por la boca.
Siles seduce la propuesta acompáñennos hasta el final porque si nuestro director técnico está ya listo nos ponemos manos a la obra.
Escucha este programa en cualquier momento y lugar a través de los podcasts de Libertad Digital y esRadio. Descarga nuestra aplicación para iOs o Android, visita nuestra página web en esradio.fm, o encuéntranos en Apple Podcast, Spotify, Podimo, Amazon Music, Youtube o iVoox. ¡No olvides suscribirte!
Este capítulo puede contener información comercial de anunciantes y/o marcas colaboradoras que contribuyen a la creación y difusión de nuestros contenidos. Gracias por colaborar con nuestras marcas colaboradoras.