Los españoles siempre hemos tenido fama de inversores conservadores. Pero viendo las cifras casi podríamos hablar más de miedosos (o miedicas). Esto es algo que siempre ha llamado la atención en el extranjero: nos referimos a la enorme cantidad de dinero que atesoramos en nuestras cuentas corrientes y depósitos. Lugares en los que sabemos, sobre todo en la última década, que no nos darán nada... pero incluso así, mantenemos nuestras posiciones y nos cuesta muchísimo dar el paso de, como dice el lema de Tu Dinero Nunca Duerme, poner a trabajar nuestros ahorros.
Por ejemplo, según las estadísticas del Banco de España, a finales de 2021, los españoles tenían en "efectivo y depósitos" 1.035.227 millones de euros. Sí, no nos hemos equivocado: hablamos de más de un millón de millones. O un billón en español (1.000 billion en inglés). La cantidad es tan enorme, cercana al PIB español, que sorprende incluso al que ya intuía que era muy elevada. Pero sí siempre ha sido una curiosidad, ahora es, directamente, una anomalía. Con los tipos de interés al alza y la inflación en el 10%, tener el dinero en la cuenta del banco es arriesgarse a que pierda valor cada día. Cuando vayas a sacarlo te darán un billete... pero a saber qué puedes comprar con él.
Para comentar esta realidad, esta semana nos visita Verónica Llera, del equipo de relación con inversores de Cobas AM, para tratar de descifrar el acertijo. Por qué, incluso en momentos como el actual, nos cuesta tanto sacar el dinero de la cuenta corriente. En parte hay un poco de miedo y de malas experiencias previas con productos muy seguros (recordemos que a las preferentes las llamaron así por algo). Pero también hay mucho desconocimiento, porque para el español medio, la Bolsa es una especie de Casino en el que unos pocos millonarios se hacen de oro aprovechándose de la candidez e ingenuidad del pequeño ahorrador. Este mito también debe ser cuestionado: la crisis de 2008 nos enseñó que los grandes muchas veces se equivocan mucho más que los pequeños.
La prudencia no está reñida con la ambición de construir, poco a poco y con la mirada siempre puesta en el medio plazo, un pequeño patrimonio con el que ser un poquito más libre. Ése es el objetivo que todos deberíamos tener. Y no, con el dinero parado en la cuenta corriente o en un depósito que apenas te da rentabilidad (de hecho, si le añadimos la inflación, lo único seguro es que nos devolverán menos valor de lo que dimos) nunca lo vamos a conseguir. Suena duro, pero la inversión en teoría más segura es, ahora mismo, una de las más arriesgadas.
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