Lo que va a escuchar son las voces de seis mujeres. Seis trabajadoras sexuales que desean que se escuche de una vez su punto de vista con respecto a la ley de abolición de la prostitución que se pretende aprobar en unos meses. Son seis pero podrían ser cientos de miles porque en nuestro país hay infinidad de escorts, masajistas eróticas, bailarinas de striptease, actrices porno y trabajadoras que ofrecen todo tipo de servicios. Éstas (cocineras, camareras, limpiadoras, etc..) están francamente hartas de que los medios de comunicación les corten el paso sin consultar su opinión, a pesar incluso de que sea su modo de vida lo que esté siendo atacado. Antes que a ellas (que son las que se juegan el pan de sus hijos) siempre se prefiere dar espacio a rutilantes "expertas" en la materia cuyo sesgo ideológico es tan evidente que sonroja que se nos quieran vender como equidistantes.
Ellas, las trabajadoras sexuales, las putas, son el principal grupo de afectadas ante el avance del proyecto de ley abolicionista gestado ideologicamente en el laboratorio del PSOE y apoyado con no poco oportunismo político por el PP (partido al que, hasta la fecha, no se le esperaba en esta guerra).
PSOE y PP suman lo suficiente como para imponerse en una cámara que además no tiene nada claro este asunto. Los partidos nacionalistas, Ciudadanos e incluso parte de Podemos se oponen y Vox no sabe/no contesta. Nadie, salvo PSOE y (¡oh, albricias!) PP, entiende la repentina urgencia que motiva el que la apisonadora "abolo" imponga un régimen prohibicionista con penas de cárcel incluídas, que no sólo no recomiendan organizaciones como Amnistía Internacional o Médicos del Mundo, si no que la propia sociedad española no ha demandado y que va a suponer el desastre para un sector que genera aproximadamente 150.000 puestos de empleos directos e indirectos.
Estos audios forman parte de mi particular "bloc de notas" para un futuro documental que quizá pueda sacar adelante. Normalmente conservo celosamente éste tipo de material hasta su hipotética publicación como parte del corpus de la obra. Pero en este caso entiendo que esas mujeres tienen una gran urgencia en hacer llegar sus voces a quien las quiera oír porque previsiblemente en octubre saldrá adelante una ley que las va a dejar, literalmente, en la calle.
Oírlas a ellas es realmente lo importante pero si desean ustedes entender de dónde nace mi interés personal como cineasta en éste tema, les anuncio una segunda entrega de estas "Putillamadas (de atención)".
Si el documental que les he mencionado, sale adelante, el tema nuclear no será "prostitución sí o no", si no el retrato de un nuevo ataque del Estado (y todos sus resortes, muy especialmente el mediático) contra la libertad individual.
Algunas de sus declaraciones:
- Sandra, madre soltera. Ejerce la prostitución desde hace 7 años. Tiene un niño dependiente y gracias a este trabajo ha podido mejorar sus terapias, su colegio. Dice "yo soy feliz con lo que hago, lo hago libre y sanamente y no quiero que me quiten mi forma de vida".
- "Llevo 11 años trabajando libremete. Durante todo mi recorrido nunca he visto una chica que esté obligada, forzada o coaccionada. Gracias a mi trabajo he conseguido tener una casa sin tener que pedir una subvención al Estado. No vivo de la caridad del Estado, vivo de mi sueldo y mis hijas las tengo en un colegio bilingüe. Me enorgullece lo que estoy haciendo porque soy una mujer libre, una mujer empoderada y hago lo que quiero".
- "Soy Mía". Trabaja desde hace 10 años. "No soy víctima de trata y no conozco ninguna víctima de trata a no ser por la televisión. Queremos nuestros derechos, queremos pagar nuestros impuestos, queremos seguridad para trabajar. ¿Nos ayudas? No nos dejes sin casa
- "Soy española, es un trabajo muy honrado y a mí me da de comer, a mis y a mis hijos. Nadie es explotado en este mundo, es una profesión que se elige".
- "Yo todos los días me levanto como se levanta un camarero, como se levanta un doctor, con las ganas de trabajar por voluntad propia porque para mi es un trabajo digno, es mi sustento, con lo que le doy de comer a mis hijos, con lo que puedo pagar una renta digna. Yo no quiero ser una persona que tenga que ir a filas a Cáritas para que le den su comida. A mi nadie me está obligando, ustedes no me están salvando de nada, ustedes me están llevando a la desgracia. Están vulnerando todos nuestros derechos. Yo quiero decidir por mí".
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