Con el vino madurando en su vientre, en esas cuevas construidas bajo tierra o de origen natural que son típicas en la Comarca de Valdeorras, Vilamartín puede llamarse la capital del vino porque en este municipio se encuentra la sede del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Valdeorras, la segunda denominación más antigua de Galicia. El ayuntamiento cuenta en su territorio con 5 bodegas.
Este pintoresco ayuntamiento ourensano tiene 1.837 vilamartineses repartidos en 23 núcleos de población y 11 parroquias, todas están enclavadas en el geodestino Manzaneda-Trevinca y la comarca de Valdeorras. En pleno valle del río Sil, con el Embalse de Santiago de Valencia latiendo en su interior y con un relieve nada monótono que se debate entre los 300 y los más de 1612 metros de altitud (pico Turrieiro), Vilamartín de Valdeorras disfruta de microclimas húmedos con un cariz mediterráneo que permiten la convivencia de los castaños con los pinos, los alcornoques y las encinas. Se trata de una fosa tectónica recorrida por el Sil y por sus afluentes y limitada al norte por la Serra dos Cabalos (1236 metros) y la Enciña de Lastra (1600 metros); y al sur por la Serra do Eixe (1200 metros). La economía está basada principalmente en la explotación de canteras de pizarra, pero en Vilamartín también se producen vino, castañas, planta de vid y miel. Hay también alguna explotación de ganado vacuno, ovino y caprino. Es el municipio valdeorrés con mayor número de pazos y casas blasonadas, edificadas en el material constructivo de la zona: pizarra y conglomerado -piedra roja- que destaca muy vistosa sobre la mampostería. A Portela y Outeiro, ostentan varios escudos de armas y airosas galerías en sus fachadas, constituyendo interesantes ejemplos de arquitectura civil. El pazo de Arnado o Castillo de Torre Penela (siglo XIX), está situado en los terrenos de un antiguo priorato de la Orden de Santiago. Como vigías, se elevan sus dos torres almenadas con calado central en forma de cruz. Nunca llegó a terminarse. Además de recoletas y curiosas iglesias se dispersan por las parroquias. La de San Julián de La Portela, santo al que cariñosamente se conoce como "o santo da androlla", es una original construcción románica con torre tronco piramidal y pinturas en su interior; la de Córgomo es representativo del ámbito rural y conserva un calvario, bajo un arcosolio, de 1570.
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