Concluimos, de momento, nuestro periplo viajero semanal con un destino que nos es familiar y que merece la pena. Junto a Castellón, Benicasim se ha ganado una fama merecida por sus playas, paisajes, servicios , festivales y buen ambiente.
Podríamos referirnos a poblaciones prehistóricas, pero conviene adelantarnos a la época medieval, cuando en el S. XIII comenzó la aventura de Jaime I para conquistar el reino de Valencia y Baleares para la Cristiandad. El Castillo de Montornés , nos habla de esa época, en la que se preparó el avance para sustituir a los musulmanes por cristianos.
En el Siglo XVIII, Benicassim se constituyó en pueblo gracias a Pérez Bayer.
A finales del XIX, el turismo de salud abrió una nueva vida en Benicasim.
Hoy es famoso por sus festivales: FIB, ROTOTOM, y Francisco de Tárrega de guitarra.
Sitios de interés:
El Desierto de las Palmas, con sus instalaciones de los Carmelitas y su paraje especial es un punto imprescindible para ver Benicasim desde arriba . Su monasterio carmelitano de origen centenario nos proporciona un paréntesis de calma en el interior montañoso. Aquí se hacía el Licor carmelitano …
La iglesia de Santo Tomás, del S. XVIII, sobresale, no solo por sus valores artísticos, sino por los simbólicos. Fue el origen de un pueblo creado por la voluntad de sus habitantes y de su gran promotor:P
Las Villas y su significado. Junto a la Playa, lindando con Voramar al norte, se encuentran las villas que construyeron entre finales del S. XIX y principios del XX algunas familias valencianas. Entre razones médicas y de ocio. Benicasim fue considerado el "Biarritz valenciano", donde se construyeron algunas villas que hoy pueden ser visitadas u observadas en los alrededores del paseo del insigne pediatra Dr. Comín. Eclecticismo, modernismo y caprichos arquitectónicos nos muestran cómo era la vida de veraneo en las villas. Incluso se van a vestir para revivir la bélle èpoque estos días.
Además de los festivales veraniegos de pop, rock y reggae, el festival de guitarra Tárrega, anima el final del verano.
¿Dónde comer?
Voramar. El Hotel Voramar, construcción racionalista muy de su época, es un monumento de Benicasim: abierto desde 1930 en la patricia zona de las Villas, fue el escenario hace 60 años de 'Novio a la vista', una de aquellas grandes comedias de Luis García Berlanga. En primera línea de la más agradable playa de la localidad, su comedor ofrece una apreciable cocina mediterránea, con los arroces como estrellas. Disfruten de los boquerones de la lonja de Castellón fritos en adobo, del suquet de rodaballo y anguila, del arroz de rape con alcachofas, o del meloso de perdiz, setas y costilla ibérica, o del también meloso de carabineros y sepia. Para terminar, una ensalada de frutas con helado de cítricos.
Estafeta. Un mesón muy popular, cerca de la antigua estación, donde se va a comer un muy buen arroz... o recoger el arroz que se ha encargado para comerlo en casa. Pero hay otras buenas cosas: un salteado de habitas con ajos tiernos, jamón y huevo, un salmorejo cordobés, un lomo de atún con pisto manchego. Y luego los arroces, claro: la paella valenciana, la de marisco, el arroz negro o el arrosejat con sepia y gambitas. Y quizá una tarta de naranja con chocolate para terminar.
Villa Angelita. También en el casco antiguo del pueblo, esta bonita villa fue convertida no hace muchos años en agradable y luminoso restaurante. La cocina es sencilla pero no está nada mal: cazuela de conejo con caracoles, suquet de peix, pulpo confitado, carnes rojas, arroz al horno, tarta de queso.
Beber
Lo viejos veraneantes sentimos nostalgia de aquellas viñas de moscatel, hoy desaparecidas, que rodeaban Benicasim: a finales de agosto se vendían sus racimos desde el dintel de todas las casas del casco antiguo. Para consolarnos, cada vez aparecen más vinos atractivos de la renacida denominación Vinos de la Tierra de Castellón. Prueben un blanco, el Llevant, o los tintos Flor de Clotas y La Perdición, de divertido nombre éste.
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