La ciudad con mayor pujanza de Suiza tiene grandes atractivos, pero está de actualidad por la inauguración del túnel de San Gotardo (dos horas y media desde Milán) y la celebración del centenario de Dadá, en el Cabaret Voltaire, entre otros acontecimientos.
Zürich se encuentra en la zona alemana de la confederación Helvética. Su poderío económico, oferta turística, comercial, educativa y cultural hacen de ella una ciudad dinámica. Por otra parte, el patrimonio natural, arquitectónico y museístico, es muy alto. El lago de Zürich, los ríos Limmat y Sihl y las montañas alpinas, perfilan su paisaje.
Visita:
El centro histórico de Zürich tiene su origen en una colina en la que se asentó una colonia romana (Turicum) con fines aduaneros. En la edad Media fue creciendo su poderío comercial y estratégico. Se amuralló la ciudad y consolidaron los gremios, por eso nos quedan algunos recuerdos imprescindibles como son:
-La Bahnhofstrasse, calle de comercios de lujo que sigue el perímetro de la muralla
-Las catedral grande (Grossmünster) de origen románico, con sus torres gemelas; la Iglesia de San Pedro, con su reloj, y la Fraumünster, con sus vidrieras.
También hay edificios civiles de origen medieval y de otros estilos que, como siempre en Suiza, mantienen el mismo espíritu, entre medieval y protestante.
El Ayuntamiento (Rathaus barroca) y la estación, son referentes de la vida de la ciudad.
También las vistas al lago desde Bellevue.
Museos
Entre los 50 museos, se pueden elegir : El Museo Nacional Suizo (Landesmuseum) de estilo medieval, con piezas arqueológicas e históricas suizas El de Bellas Artes o Kunsthaus, con excelente colección desde el Renacimiento al S. XX, o el Museo Rietberg, multicultural y contemporáneo.
Si son fans de las vanguardias pueden seguir la vida bohemia de los fundadores de Dadá como Tzara o Arp.
¿Dónde comer?
Sihlhalde. En Gattikon, barrio de la periferia de Zúrich, precioso mesón clásico regentado desde hace medio siglo por la familia Smolinsky. El joven Gregor Smolinsky ya es la segunda generación, y hace una cocina clásica de categoría. Salas coquetas y servicio atento, y ahora que llega el calor se puede comer en la terraza. Algunas especialidades: vieiras con caviar en salsa de limón y mantequilla, foie gras fresco con higos y vinagre balsámico, solomillo con pimienta verde y arroz basmati, y postres como el suflé de vainilla de Tahití con frutos del bosque y helado de miel.
Drei Stuben. Suelos, techos, paredes... La omnipresente y rústica madera crea una atmósfera de lo más acogedora, como se puede esperar de un mesón de barrio con una trayectoria de más de 300 años. Pero no nos engañemos: aquí la cocina clásica ha cedido el paso a la fusión y la modernidad con el 'chef' Marco Però, que ofrece por ejemplo menús armonizados con sakes japoneses. Y también crema de apio con alitas de codorniz, chuleta de bisonte con 'gratin dauphinois' o cigalas con guacamole.
Zeughauskeller. 'La bodega del arsenal', en el edificio que fuese del arsenal zuriqués, construido en 1487. Desde 1926 el Zeughauskeller es un tranquilo lugar de encuentro. Las armas sirven hoy en día solo como decoración. Carnes rojas, varios platos a base de embutidos suizos y otros tan tradicionales como los «Zürcher Geschnetzeltes», el célebre guiso de ternera al estilo de Zúrich) o «Kalbsleberli», hígado de ternera salteado.
Beber
Las zonas vitícolas más famosas de Suiza se encuentran al este de Zúrich, en el cantón de los Grisones, y al sur, en los cantones francófonos de Valais y Vaud. Pero junto al lado de Zúrich se cultiva la viña y la uva pinot noir da allí unos vinos muy finos y frescos. Prueben los de Rebhalde, Schenk o Wettach.
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