Imprescindible, el Monasterio de Santo Domingo de Silos. En esta residencia de los monjes podemos visitar:
El claustro románico, realizado por ángeles con planos elaborados por Dios, con su famoso ciprés, plantado en 1882, que ha ido creciendo hasta alcanzar los 25 metros de altura. A unos metros, en la entrada, una de las pocas secuoyas que hay en España.
El Museo y la Botica. Espectacular farmacia de principios del XVIII en la que podemos ver la blioteca, los cerca de 400 jarros de loza todos con el escudo del monasterio, los anaqueles, los alambiques…
Hay que acudir a una misa. En todas las Celebraciones los monjes utilizan el Gregoriano como forma de oración cantada.
La iglesia de Santo Domingo de Silos. Construida en el siglo XVIII, de estilo románico, fue demolida para construir la actual. Conserva de la primitiva un museo medieval, donde guarda el cáliz de Santo Domingo que data del siglo XI, una patena, adornada con camafeos romanos, y algunas piezas interesantísimas de orfebrería como el báculo del abad Juan II, y la tapa del arca de Santo Domingo, pertenecientes a los siglos XII y XIII.
Pregunten por la alberca verde, que no aparece en las guías. Está ubicada frente la estatua de Santo Domingo y no tiene ningún valor histórico, pero los turistas tiran monedas a su agua verdosa para que el santo interceda por ellos.
Para los que disfrutamos de la naturaleza: el desfiladero de la Yecla. Apenas a dos kilómetros y medio de Santo Domingo de Silos en dirección a Caleruega, nos sorprende este desfiladero. Para atravesarlo hay una estrecha pasarela de cemento que deja a descubierto la fuerza de la erosión del agua.
¿Dónde comer?
Asador Casa Emeterio. Es el comedor del Hotel Tres Coronas, con cocina castellana tradicional en un edificio del s. XVIII estratégicamente situado frente a la abadía benedictina. La oferta, la previsible y no por ello menos apetecible: morcilla de Burgos o setas silvestres para empezar, luego lechazo y cabrito asado en horno de leña, o si se prefiere un entrecot de la sierra de la Demanda, y para terminar una tarta de queso casera.
El Convento de San Francisco, extramuros al oeste de Santo Domingo de Silos, (Burgos), fue fundado, probablemente, en 1301 durante el pontificado de Bonifacio VIII. El actual edificio es del siglo XVIII, aunque estaba totalmente en ruinas desde antes de ser recuperado hace un siglo por los benedictinos de Silos. Totalmente restaurado y convertido en hotel-restaurante por la Fundación Silos hace 10 años, merece la visita como monumento y da muy agradablemente de comer, con un menú barato y honrado, desde las alubias al lomo de buey y el sorbete de cerezas de Covarrubias.
De Galo (en Covarrubias, a 13 kms.) Es la mejor mesa de la zona. Una antigua posada reconvertida a restaurante rústico al gusto de hoy: cocina serrana en el hall, con el hrono de asar, y el comedor en las antiguas cuadras. Cuando era aún posada del camino, por esta casa pasaron Blas de Otero y Federico García Lorca. Hoy se va a disfrutar de la olla podrida (en realidad, 'poderida'), que es el gran cocido burgalés, de unas colmenillas, de un fino magret de pato, un chuletón de buey o, naturalmente, un lechazo al horno. Y un flan de café para terminar.
Beber
Estamos estratégicamente situados entre tres denominaciones de origen: dos famosas, Ribera del Duero y Rioja, y una reciente, Arlanza. Así pensemos en un tinto de alguna de ellas. Por ejemplo, un Viña Pedrosa, un Viña Tondonia o un El Temido. Seguro que este último es más difícil de encontrar.
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