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De aquí para allá: Berna

Encarna Jiménez y Víctor de la Serna comentan lo que hay que hacer, ver, visitar y comer en Berna.

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La capital federal del cantón y ciudad de Berna es un bello lugar cuya fundación se remonta al S.XII.(Crónica de Berno). Anteriormente, fue lugar de tránsito entre la zona de Alsacia y el SE. Europeo del que quedan piezas celtas o romanas.

El símbolo de la ciudad es el oso, que quizá dio origen al nombre del lugar. Berna se encuentra en un meandro del río Aar, lo que hace de ella una ciudad recogida y marcada por el agua. Son muy famosas sus fuentes, tanto las antiguas como las contemporáneas que se encuentran en la colina.

En sus bosques y praderas podemos ver osos.

Visita

De la época medieval, debidamente aderezada y retocada en épocas posteriores podemos destacar.

La Torre del Reloj, de origen medieval y puesta a punto renacentista, marca el centro del Burgo, aunque antes perteneciera a la muralla y fuera puerta de entrada. Encantadora, similar a la de Praga.

La ciudad vieja es famosa por sus arcadas. En las cercanías, se encuentran los castillos Bümplitz. La Catedral, de estilo gótico, con una alta torre que no llegó a coronarse hasta el S. XIX. Es la más alta de Suiza.

Ayuntamiento, -Rathaus- es el edificio del poder de Berna; el Palacio Federal es la sede del órgano legislativo de la Confederación Helvética; este segundo es mucho más solemne y amplio.

Hay que destacar tres museos: El de Historia, siempre tan adecuado parta el visitante; el de Arte o BBAA con obra desde el Trecento al S. XX y el de Paul Klee , muy bonito, del impredecible Renzo Piano.

¿Dónde comer?

Meridiano. El restaurante del Hotel Allegro, con una estupenda terraza, se ha convertido en el mejor de la ciudad gracias a un cocinero joven, Jan Leimbach, de mucho talento. Cocina moderna, refinada y sin trucos raros: trucha alpina (el Saibling, rey de los peces de agua dulce suizos) marinada con espárragos verdes, jamón de Parma y pan negro, hígado de pato con cerezas, chocolate negro y apio, rodaballo bretón con crema de buey de mar y menta, para terminar con unas sencillas fresitas silvestres con yogur casero.

Jack's. Es la 'brasserie' o cervecería popular... aunque sofisticada, del Hotel Schweizerhof, el mejor de la capital suiza. Pequeñas mamparas de madera entre las mesas, lámparas de bronce... Muy buen ambiente 'Belle Époque'. Nada de moderneces: sensacional escalope de ternera empanado a la vienesa, por ejemplo, o las famosas tiras de ternera salteadas en salsa de mantequilla con 'rösti', esa tortilla de patatas sin huevo de la que ya hemos hablado aquí...

Kirchenfeld. Un restaurante clásico, sencillo, con un gran menú de mediodía por 21 francos (eso en Suiza es muy barato) y una buena cocina de producto, entre lo tradicional y lo internacional. Este mes, por ejemplo, especialidades de temporada: ensalada de verduras con rebozuelos, costillar de cordero con cilantro, berenjenas asadas y patatas nuevas. Y el eterno postre de la casa, la tarta 'Tatin' de manzana.

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