Patrimonio de la Humanidad, junto a Úbeda, la que fue capital de taifa, de santo Reino desde el S. XIII al XV es una de las ciudades que mejor conserva su patrimonio, tan equilibrado en su urbanismo como correspondería a las ciudades ideales del Renacimiento. Su sello lo marca el arquitecto Vandelvira y su historia miles de años junto al Guadalquivir, en la comarca de las Lomas.
Baeza tuvo población desde época neolítica. Fue una de las poblaciones íberas importantes y después romana. Beatia llegó a tener más importancia que Castulo. En época tardorromana y visigoda tiene ya obispado y en el S. XIII era taifa. Se convirtió en la avanzadilla de los cristianos durante dos siglos, hasta la conquista de Granada.
Aunque se conservan restos de la Edad del Bronce, de los romanos , visigodos y musulmanes, el interés mayor para el visitante viene dado por su diseño renacentista.
En la Plaza de los Leones, nos encontramos con grandes edificios como la Antigua Carnicería, del S. XVI; la Audiencia o Escribanía y la casa del Populo, hoy oficina de Turismo. En el Centro, la fuente de unos leones quizá tardorromanos y la escultura de Imilce, esposa de Aníbal. También el Arco de Villalar.
La plaza del Mercado viejo, con sus soportales, es un lugar perfecto para el paseo. El edificio del Concejo es del S. XVIII. Tras la Puerta del Barbudo, encontramos la Antigua Universidad, donde dio clases de gramática francesa Antonio Machado. La Iglesia de Santa Cruz es de románico tardío e interior del S. XVI. Muy bien conservada.
La catedral de Santa María es el edificio religioso más destacado y con un entorno muy especial; aunque también hay algunos civiles como el Palacio de Jabalquinto, el Pósito o la Alhóndiga. Que nos hablan del interés de la nobleza por las riquezas de esta zona, especialmente en los S. XVI y XVIII.
¿Dónde comer?
Juanito. Gastronómicamente, Baeza es importante porque un hombre de aquí, Juan Salcedo, rescató de la mediocridad tercermundista la restauración pública de la Andalucía interior con su ejemplar Casa Juanito. Diez años después de la desaparición de Juan, su familia sigue adelante con su cocina sencilla y generosa, que rinde culto al aceite de oliva virgen, con Pedro Salcedo en los fogones y Juan Luis Salcedo en la sala: pâté de perdiz al aceite de oliva virgen, choto frito, lomo de orza con patatas a lo pobre, alcachofas Luisa, pichón a la manera de mi madre; de postre, las gachas dulces y los canutillos de crema.
Taberna El Pájaro. Es la típica taberna andaluza, con barra a la entrada y oferta tradicional. Ensalada de perdiz, alcachofas fritas, lomo de orza con huevos, bacalao de la casa, paletilla de cabrito, y para acabar pudín de limón o gachas dulces. Sencillo, pero muy honrado.
Tendal Gastrobar. Lleva cinco meses abierto en un palacete antiguo y ya tiene mucha clientela el establecimiento dirigido por el cocinero Marcos Castillo. Abajo, lo de 'gastrobar' con barra y mesas altas; arriba, comedores con mesa y mantel. La carta se divide en 'Lo de siempre con toques de ahora' (versiones modernas de ensaladilla rusa, patatas bravas o croquetas, 'Lo de allí, con toques de aquí' (hummus, faláfel, rollitos vietnamitas hechos con productos andaluces) y 'Lo que guisan las abuelas': callos con aceite de albahaca, guiso de sepia a la malagueña con picatostes, arroz serrano de conejo y setas... Se pasa un buen rato.
Beber
¿Qué bebemos?
La Sierra Sur de Jaén da alguna señal de regreso a sus tradiciones vitícolas. Prueben los correctos vinos de Marcelino Serrano y de Bodegas Campoameno.
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