-Anoche volví a soñar con ella.
-¿Y eso?
Pues nada, que apareció en mis sueños, no sé qué tiene de malo. Ya he hablado aquí otras veces cosas parecidas, ¿no se acuerda?
-Acordarme, ¿de qué?
-De mis sueños, para algo le pago religiosamente todos los meses, o ¿tampoco se acuerda de eso?
-Y. ¿qué soñó exactamente?
-Yo iba por un parque con patos y ardillas, y en uno de los caminos estaba ella quieta, pensativa y con un ramo de rosas rojas en sus manos...
-¿Qué más ocurría?
-Pues yo me acercaba y ella seguía igual. Parecía una estatua de carne y hueso, pero de una belleza perfecta.
-Como si no fuese un ser humano.
-Y usted, ¿le decía algo?
-¿Qué le iba a decir? Si yo estaba más paralizado que ella.
-¿Le hubiese gustado hablar con ella?
-Sí, le habría dicho que la invitaba a cenar. Pero no me atrevía a decirle nada. En realidad, estaba muy lejos y muy cerca a la vez.
-¿Qué le sugiere su sueño?
-Lo de siempre, ya sabe.
-Bueno lo dejamos aquí, seguiremos el próximo día.
José María
Escucha este programa en cualquier momento y lugar a través de los podcasts de Libertad Digital y esRadio. Descarga nuestra aplicación para iOs o Android, visita nuestra página web en esradio.fm, o encuéntranos en Apple Podcast, Spotify, Podimo, Amazon Music, Youtube o iVoox. ¡No olvides suscribirte!
Este capítulo puede contener información comercial de anunciantes y/o marcas colaboradoras que contribuyen a la creación y difusión de nuestros contenidos. Gracias por colaborar con nuestras marcas colaboradoras.