Sábado por la tarde, llueve en Madrid. Otoño, 1984.
Sonó el teléfono y era mi prima. Que había quedado con dos amigas y que si quería ir. Y nos vimos por 1ª vez. Tú estudiabas 1º de químicas y nos vacilaste con no sé que de la fórmula de la Coca Cola.
Mi prima había quedado más tarde con otros amigos pero yo me las apañé para quedarme solo con vosotras tres. Pero la que me interesó fuiste tú. Tan graciosa y tan, tan...
No te volví a ver. Pasaron nueve años y nos vimos en el parque de atracciones otra tarde de sábado, pero esta vez de mayo. Nos reconocimos al instante y nos empezamos a ver más a menudo. Y tú te fuiste a Alemania a completar tus estudios.
Cuando regresaste habían pasado dos años y muchas cosas. Y un día te llamé para ver Brave Heart. Yo esperaba en la puerta de un cine de la Gran Vía y tu llegaste con un pañuelo al cuello, medio corriendo y sonriente: "hola Jan Pol". Y me encantó el saludo.
Y nos casamos. Y nació una niña. Y estudiaste la oposición (nunca vi estudiar tanto), y me pedías que cogiera el temario por la noche, cuando ya estábamos acostados a punto de apagar la luz, para hacer el último repaso. Y aprobaste. Y yo cambié de empresa y tenía mis dudas y mis temores.
Y nacieron otros dos niños y había que llegar pronto a casa para organizar cenas y baños. Y nos cambiamos de casa porque ya no cabíamos. Y ahora hay que llegar pronto para ayudar en los estudios... Ya llevamos muchas horas de vuelo juntos y ya no compramos pañales, ni guardo la maxi-cosi en el maletero del coche, eso ya pasó. Pero todavía nos buscan y se ilusionan si el sábado les hago tortitas para desayunar.
Aún invaden nuestra cama el domingo por la mañana y nos organizan una guerra de almohadas. Todavía reclaman nuestra atención para enseñarnos como botan el balón o que salto tan largo son capaces de dar. O nos regalan un dibujo con su nombre hecho en una cuartilla de papel.
Nos absorben mucho tiempo. Hemos dejado de hacer muchas cosas y a cambio hemos hecho muchas otras. Hemos renunciado, en parte, a cultivar nuestras aficiones pero les hemos iniciado a ellos en ellas... y tengo la seguridad, Graciela, de que cuando no nos necesiten para atarles bien el nudo de los zapatos o para tantas nimiedades, tengo la seguridad, digo, de que lo echaremos de menos.
Dentro de poco, de muy poco, tendremos tiempo para ir a una película "de mayores", o para salir a cenar los dos solos. Tendré tiempo para ver un partido de fútbol completo y serán unos años maravillosos pero... los mejores años de nuestra vida son estos. Cuanto más das más recibes y esa necesidad de nosotros que aún tienen, el día que no la tengan, la echaremos de menos.
No sé... Estos años han sido maravillosos, sí. Plenos, pero ¿Los mejores? Los mejores años de nuestra vida son los que hemos pasado juntos y serán los que pasaremos juntos. Los que han pasado y los que pasarán. Con lo bueno y con lo malo porque ¿Sabes una cosa Graciela? Superando juntos las cosas malas también se hace camino. Los años pasados y los que pasarán. Esos sí que serán los mejores años de nuestra vida.
Juan Pablo García
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