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"Negrín era un desequilibrado bulímico que desayunaba dos tubos de aspirinas"

Federico Jiménez Losantos y César Vidal analizan el fallido golpe de Cartagena que podía haber puesto fin a la guerra civil un mes antes y desmitifican la resistencia en el bando republicano, "todos querían acabar con Negrín y los comunistas".

Esta semana en Breve historia de España, Federico Jiménez Losantos y César Vidal analizan esta semana los últimos momentos de la guerra civil, concretamente un suceso que podía haber puesto fin a la contienda nacional un mes antes, el fallido golpe de Cartagena. Vidal ha explicado que "cuando cae Cataluña, sólo Negrín, el PC y Álvarez del Vayo querían seguir resistiendo durante 6 meses más, aún sabiendo que no podían ganar, para conectar con la guerra mundial sin importarles los costes necesarios para ello".

El 21 de febrero "Negrín se traslada a Madrid para entrevistarse con Casado, jefe del ejército del centro, al que le dice que hay que seguir resistiendo medio año más", asegura César. La respuesta del militar es que "eso es imposible y aboga por entrar inmediatamente en conversaciones con Franco para conseguir las mejores condiciones de capitulación".

Sin embargo, Negrín lo sigue intentado. El 27 de febrero, el mismo día que Francia e Inglaterra reconocen al gobierno de Franco, "Negrín se reúne en el aeródromo de los Llanos con todos los jefes militares a los que insiste en la resistencia". César explcia que "la respuesta de los militares, especialmente de Buiza, es que hay que nombrar una junta militar que negocie la rendición".

A pesar de la respuesta de los principales mandos militares republicanos, Negrín persiste en su idea de resistencia y "comienza una maniobra para ganarse a algunos militares como Miaja y Rojo a los que asciende". En un ambiente de tensión creciente, "se produce un intento de golpe de Estado lo que lleva a Negrín a poner comunistas en todos aquellos puestos que aún no controlan".

El golpe de Cartagena

César asegura que "uno de esos nombramientos es Francisco Galán que se dirige a Cartagena". Cuando Galán llega a la ciudad el día 4 de marzo "se produce un golpe de estado ya que los republicanos de la ciudad piensan que llegan los comunistas y nos van a hacer seguir combatiendo". César explica que "el golpe se hace finalmente el día 5 al grito de Por España y por la paz mientras la flota republicana se marcha y se dirige a puertos neutrales en el norte de África".

Aunque "originalmente el golpe triunfa, llegando incluso a mandarle una comunicación a Franco para que mande tropas, el mismo día 5 a las 11 de la mañana llega una brigada republicana y vuelve a retomar Cartagena para el Gobierno de Negrín". Es en ese momento cuando, según César Vidal, se produce uno "de los episodios más sangrientos a la vez que inútil de toda la guerra".

Franco manda "apresuradamente en cualquier tipo de navío que flotara a las tropas de Valencia y Alicante, entre ellos el famoso Castillo de Olite". El 6 de marzo entran en Cartagena "con el convencimiento de que los sublevados controlan la situación pero les recibe el fuego de las tropas republicanas". César explica que "uno de los proyectiles acierta y hunde el barco con más de 2.000 soldados a bordo, de los que mueren unos mil".

Federico se pregunta "qué llevó a alguien tan cauto como Franco a comportarse así". Según Vidal "sus decisiones tienen lógica porque la escuadra republicana se había marchado de Cartagena y los golpistas habían entregado el poder al general Barrionuevo, todo parecía que estaba controlado".

El fracaso del golpe de Cartagena hace que "empiece a gestarse el golpe final por la vía militar", explica César. La semana que viene veremos –añade- "como Casado se da cuenta de que aquello termina en una dictadura comunista y decide ampliar el golpe a las fuerzas políticas para dar legitimidad al golpe".

Mentiras de la historia: La resistencia republicana

Federico ha comentado que uno de los mitos de la guerra civil es que "en la zona republicana había un deseo de resistencia bajo el grito de ¡No pasarán!, que por otro lado es copiado de los franceses".

Según César Vidal, "es un mito inhumano ya que la inmensa mayoría de la gente de la zona republicana no quería seguir resistiendo, por horas se iban sumando a la idea de acabar con Negrín y los comunistas". La semana pasada veíamos como el 27 de febrero Azaña mandó a Martínez Barrios, presidente de las Cortes, su dimisión como presidente de la República. El 3 de marzo Martínez Barrios manda una comunicación a Negrín en la que le dice que:

"Estoy dispuesto a asumir la presidencia de la república pero sólo en caso de que el Gobierno se comprometa a llegar a una acción para terminar la guerra con el menor estrago posible".

Es decir, "la idea era acabar como fuera", aclara Vidal. En esa dirección "el 2 de marzo Casado y Matallana se dirigen a Valencia tras la entrevista con Negrín y se reúnen con Miaja y Menéndez con quienes deciden dar un golpe". Negrín convoca en Madrid a Miaja, Casado y Matallana pero sólo se presenta el primero, al que el dirigente comunista termina ascendiendo".

César explica que la obstinación de Negrín y el PC en la resistencia de debe a "razones prosaicas y miserables". En el caso del PC, "porque era un títere de Stalin y éste quería que la guerra se alargara para negociar con Hitler el reparto de Europa central y oriental". De esa forma, César recuerda que "una vez terminada la guerra española en agosto del 39, Stalin y Hitler firman un acuerdo presentado como de no agresión pero que realmente era para repartirse Europa".

En el caso de Negrín "porque era un siervo de Stalin y se veía como el dictador comunista español". Sin embargo, "Stalin pagaba como pagaba y Negrín vio como lo traicionaba". Eso explica, según Vidal, "por qué el dirigente comunista dio mucha documentación al bando nacional en lugar de al republicano".

Muestra de cómo pagaba Stalin a sus más leales siervos, recuerda César Vidal, es el caso de Yagoda, el jefe de la represión soviética, que estando en el sótano de la Lubianka escribió:

"Realmente yo a lo largo de mi vida he podido quebrantar los 10 mandamientos miles de veces, todos y cada uno de ellos. Nunca desobedecí una sola orden del camarada Stalin. Ahora estoy en la cárcel esperando que me asesinen. Para que luego digan que Dios no existe"

Federico y César recuerdan que "Negrín estaba muy desequilibrado". Prieto dejó constancia de ello. "Era bulímico, se comía un gran potaje y lo vomitaba para seguir comiendo". Federico subraya que Prieto también contaba que "Negrín se desayunaba dos tubos de 30 aspirinas cada uno".

Bibliografía recomendada

César Vidal nos recomienda:

Para muchos especialistas es "el mejor relato sobre las purgas de la época de Stalin. Para César, "Grossman fue uno de los grandes corresponsales soviéticos de la Segunda guerra mundial, pero su obra fue evolucionado hacia la literatura y, finalmente, hacia la disidencia". Censurado el que había sido autor privilegiado, se convirtió así "en una de las referencias obligadas de la literatura rusa". La presente obra relata su vida y su obra de manera "casi exhaustiva y cautivadora".

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