César Vidal nos cuenta en Breve historia de España... cómo fue realmente la reunión entre Franco y Hitler en Hendaya y la posición del mandatario español durante la Segunda Guerra Mundial. "La entrevista viene precedida por un hecho importante para la política exterior española, España deja de ser neutral para convertirse en no beligerante", explica.
Franco decretó la "estricta neutralidad de España apenas 3 días después de comenzar la Segunda Guerra Mundial". Sin embargo, "se produce entonces algo que nadie había pensado, victorias fulgurantes de Alemania sobre Polonia en una semanas, Noruega en siete días y la campaña del oeste con la que caen Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Francia", ha subrayado Vidal.
Esta victorias "llevan a Italia el 12 de junio a atacar a Francia, lo que se llamó la puñalada por la espalda porque los franceses estaban más que derrotados". Vidal ha explicado que dos días después Franco deja de ser neutral y declara a España no beligerante, algo inteligente porque no entra en guerra pero deja claro de no concibe por igual a los dos contendientes". En ese momento, "empieza a recibir presiones de Alemania para que entre en guerra ante la necesidad de tomar Gibraltar para controlar el estrecho".
Las mentiras de Hendaya
En numerosos libros de texto figuran algunas mentiras y manipulaciones sobre la reunión de Hendaya que mantuvieron Hitler y Franco. La primera hace referencia "al retraso de Franco, más de una hora, que no pasó de 8 minutos", ha aclarado César Vidal. Sin embargo, "sí es verdad que Hitler bostezó en varias ocasiones".
El director de Es la noche de César ha expuesto el motivo: "Hitler tenía una idea muy clara y le dice a Franco que la guerra está acabada, que para precipitar el fin necesitamos tomar Gibraltar en enero del 40, para lo que necesitamos pasar por España y ésta tiene que entrar definitivamente en el conflicto".
Pero Franco no dio una respuesta contundente, sino tranquila, prosigue Vidal. "Le dice a Hitler que Gran Bretaña aún no está acabada, que si pierde Gibraltar se trasladará a Canadá y es muy probable que impliquen entonces a EEUU en la guerra, que necesitamos mantener relaciones económicas con Gran Bretaña y que si van a tomar Gibraltar para devolvérsela a España, lo mejor es que sean soldados españoles los que tomen el Peñón, pero con material alemán".
César Vidal ha apuntado que "Hitler estaba acostumbrado a amedrentar a media Europa y no estaba para que Franco le dijese cómo tenía que hacer las cosas". La reunión se suspende hasta la cena "cuando Hitler le dice a Franco que se deje de historias, que entre en guerra y que necesita tomar Gibraltar para cerrarle a los británicos el Mediterráneo".
Según Vidal, "aquel encuentro termina con la firma de un protocolo secreto que establece la entrada de España en la guerra si se daban unas condiciones, las cuales no se darían nunca para Franco".
Serrano Súñer, prosigue narrando Vidal, "le dice a Franco que si su excelencia no quiere entrar en guerra cómo vamos a firmar esto, a lo que el generalísimo contesta la célebre frase de hoy nos toca ser yunque, mañana nos tocará ser martillo". Con ello, "Franco pretende frenar a los alemanes para que se contenten por el momento a la espera de cómo se desarrollen los acontecimientos".
Finalmente, Franco no entró en guerra por dos razones, según César Vidal: "El 5 de diciembre de 1940 Hitler envía a Madrid al almirante Wilhelm Canaris para entrevistarse con Franco que le traslada su preocupación por una posible invasión alemana. El almirante se sincera con Franco y le dice que esté tranquilo porque Hitler va a invadir la URSS".
El segundo motivo es "la reunión que mantuvo Franco con Mussolini el 12 de febrero del 41 en la que el mandatario español pregunta al italiano que si saldría de la guerra si pudiera". La respuesta es afirmativa, lo que "junto al conocimiento de que Hitler no va a invadir España hace que Franco no entre finalmente en guerra". Vidal ha resaltado que "Hitler acusó a Franco de ingratitud".
César Vidal nos trae este lunes una canción de la época, "realmente es alemana pero se adaptó a España, concretamente para los soldados voluntarios de la división azul". El título es Lilí Marlen, "lo que la hace poco creíble porque cuántas españolas se llamaban así":
Al salir de España
sola se quedó
llorando mi marcha
la niña de mi amor.
Cuando partía el tren de allí,
e dijo así mi corazón:
Me voy pensando en ti.
Adiós, Lilí Marlen.Aunque la distancia
vive entre los dos,
yo siempre me acuerdo
de tu claro sol;
pues cuando tu carta llega a mí,
se alegra así mi corazón,
que sólo pienso en ti,
soñando con tu amor.Cuando vuelva a España
con mi División,
llenará de flores
mi niña su balcón.
Yo seré entonces tan feliz
que no sabré
más que decir:
Mi amor, Lilí Marlen,
mi amor es para ti
Para los que quieran ahondar en el asunto, César Vidal recomienda uno de sus libros:
- Título: "INTRÉPIDOS Y SUCIOS: LOS ESPAÑOLES VISTOS POR HITLER"
- Autor: César Vidal
- Editorial: Planeta (descatalogado)
Aunque existe literatura abundante sobre las relaciones de Franco y Hitler, "éste es el único estudio donde se recoge lo que Hitler pensaba de España y de los españoles y cómo esa peculiar visión influyó en su política".
Los trenes de la época
Jorge Alcalde nos ha hecho un retrato de cómo era el sistema ferroviario español de la posguerra: "el 40% de las máquinas desaparecieron durante la guerra civil, los trenes estaban en manos de diferentes compañías privadas, había hasta 30 códigos distintos o hasta 20 versiones de las mismas señales...".
En el 41 "Franco centraliza las compañías y las nacionaliza, naciendo así Renfe con la que se pretende unificar y modernizar el sistema ferroviario". Sin embargo, "se mantuvieron los pedidos hechos previos a la guerra con los que llegan a España mucha maquinaria muy antigua, sobre todo de vapor en un momento en el que en Europa empieza a electrificarse la red".
Para Jorge Alcalde "el retraso de 8 minutos del tren de Franco es un gran logro". A la situación descrita, "hay que añadir el gran número de accidentes, sólo en 1944 hubo hasta 2.721 accidentes de tren". La mayoría eran de poca importancia, pero también los había graves, como el del Torre del Bierzo, en el fatídico túnel 20 que unía Palencia con la Coruña y en el que murieron entre 200 y 300 personas". Según Alcalde, "no sabemos la cifra exacta debido a la censura, el régimen intentaba dar una imagen de modernidad".