El juez en excedencia, Javier Gómez de Liaño, injustamente condenado – según dictaminó el Tribunal Europeo de Derechos Humanos – por prevaricación en el caso Sogecable, ha analizado la decisión por unanimidad del CGPJ y sus consecuencias.
Preguntado por Luis Herrero qué le parecían las muestras de afecto a la salida de la Audiencia dedicadas al juez, Gómez de Liaño ha señalado que “cada uno es muy libre de expresarse y manifestarse como quiera”. Ha recordado la situación similar que vivió hace ya 12 años y su reacción fue totalmente diferente a la del juez estrella.
“Entonces hubo manifestaciones de afecto y de cariño; funcionarios y algún que otro juez quisieron acompañarme a la calle, yo les pedí que no lo hicieran: lo recomendable es salir haciendo poco ruido. Simplemente salí con mi mujer, y pelillos a la mar”.
Según Gómez de Liaño, es difícil que Garzón pueda obtener su traslado como consultor externo del fiscal jefe de la Corte Penal Internacional. “Si el CGPJ ha acordado la suspensión en funciones de un juez es incompatible con cualquier otra”, apuntó.
Para Liaño, lo más anómalo de todo este proceso contra el magistrado ha sido los ataques al Tribunal Supremo. “Ha habido una catarata de insultos, agravios e improperios, la ofensa al TS era más que palpable. En este sentido el TS ha estado en su sitio, se ha comportado de manera ejemplar”.
Preguntado por si le produce algún tipo de alegría la suspensión de Baltasar Garzón, Liaño ha sido muy claro: “No me produce ningún sentimiento de satisfacción. Los sentimientos de venganza y resentimiento engordan pero no alimentan”.