El socialdemócrata Olaf Scholz se ha convertido en el noveno canciller de Alemania desde la posguerra y es el primero sin confesión religiosa. En su jura de cargo, Scholz no pidió la ayuda de Dios sino que se refirió a la fuerza del pueblo.

Scholz fue investido canciller con la mayoría parlamentaria de los partidos que formarán su gobierno: el Partido Socialdemócrata (SPD), los Verdes y los liberales del FDP. El Gobierno de Scholz cuenta con 16 ministerios. El equipo, en su conjunto, es más joven que el último de Merkel y es paritario en cuanto al género.

Scholz dirigirá la primera coalición semáforo de Alemania a nivel federal, un experimento que no deja indiferentes a los socios europeos. La salida del carbón y aceleración de las renovables acordadas con los Verdes se enfrenta con la política energética de la vecina Polonia.

En España, la llegada de Scholz al poder con un programa de reformas tan ambicioso como el que el presidente Pedro Sánchez prometió llevar a cabo con Unidas Podemos, es una buena noticia. Sánchez y Scholz forman parte de la misma familia ideológica

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