"Te sientes libre, despegado de la silla a la que estás todo el día atado y, por una vez, lo ves todo debajo de ti y no encima, como siempre". Así vivió David el vuelo de diez minutos que realizó durante la celebración de la III Jornada de Vuelo Adaptado celebrada en el Aeródromo Militar de La Virgen del Camino (León) y organizada por el Centro de Referencia Estatal de San Andrés del Rabanedo para la atención de personas con discapacidad o dependencia, en colaboración con la Fundaciones ‘Cielos de León’ y ‘Sillas Voladoras’.
Se trataba de la segunda vez que David participaba en esta jornada, por lo que aseguró no haber sentido miedo "al saber ya de lo que va", lo que le permitió "tener más experiencia y llevar más asumido a qué te enfrentas", aunque ello "sin dejar de ser una sensación muy bonita".
Desde el cielo, David pudo ver los pueblos cercanos a La Virgen del Camino, León y el Centro de Referencia Estatal de San Andrés del Rabanedo. "Son solo diez minutos de vuelo que se disfrutan mucho", destacó.
La situación de Lucille fue muy diferente, ya que hasta el día de hoy sentía un fuerte pánico a volar. "Siempre me he escaqueado de las cosas si había un avión de por medio, era mi mayor fobia, pero una vez en el aire me sentí liberada y me di cuenta de que mi miedo era ridículo", explicó.
"Me dejó pilotar un poco, pensé que sería como coger un joystick de un juego, pero se inclina mucho más suave; me quedé obnubilada", contaba Lucille sonriente, mientras recordaba todos los picados que le hizo el piloto, "levantaba morro y caía hacia abajo como si te fueras a estrellar de morros".
Sara repetía experiencia, ya que participó en la primera de las ediciones de esta jornada, algo que no le hizo perder las ganas con las que llegó al Aeródromo Militar. "A la hora de volar fue mucho mejor porque el primer año había corrientes de aire que me ponían nerviosa, pero este año además estaba bien sentada y pude verlo todo mucho mejor".
Durante su pequeño recorrido, Sara preguntó al piloto dónde se encontraba la casa de Jesús Calleja, lo que varió la ruta respecto al resto de participantes. "El piloto me llevó a ver la casa de Calleja y pude ver Las Lomas y toda esa zona de León". Aún impresionada por la sensación, aseguró haberse sentido "igual que los pájaros" en una experiencia que "te llena de libertad".
Pero todas estas experiencias no serían posibles sin la colaboración de la Fundación ‘Cielos de León’, cuyos pilotos regalaron diez minutos de libertad y felicidad a una cuarentena de usuarios del CRE para la atención de personas con discapacidad o dependencia.
Uno de estos pilotos, Mario, explicó que "la jornada ha sido fenomenal, los participantes disfrutan muchísimo". Una de las preferencias mayoritarias de aquellos que montan con él "son los picados, a todos les encanta la sensación de que parezca que la avioneta se cae".
A sabiendas de que esta se trata de una experiencia nueva para aquellos que montan por primera vez en una avioneta, recordó que "ver la catedral o el CRE desde una perspectiva que normalmente no tienen les parece fenomenal".
En cuanto al recorrido realizado, Mario detalló que la salida se realiza desde el Aeródromo Militar de La Virgen del Camino en dirección al norte, para que vean en todo lo momento la ciudad y volver a aterrizar en el punto de despegue.