Elfos, guerreros y demonios del Caos, caballeros, orcos o Goblins, son algunos de los ejércitos que desembarcaron en Salamanca. Unos combatientes en los que "el tamaño no importa" ya que forman parte de los miles de ejércitos en miniatura que participan durante estos días en el torneo mundial de Warhammer ETC, que se celebra en la capital del Tormes. Más de 1.200 participantes procedentes de 52 países se darán cita hasta el próximo domingo para competir en los distintos torneos individuales y por equipos que se llevarán a cabo en las instalaciones del Hotel Doña Brígida.

Ataviados con sus dados, cinta métrica y mucha concetración, los participantes se afanaban para colocar sus piezas sobre los tableros, mientras pensaban sus mejores estrategias en esta primera jornada de montaje donde también se celebraron los torneos nacionales. "El factor suerte es importante", asegura Alejandro Vinagre, este jugador que llega desde Badajoz con mucha ilusión por compartir esta afición con el resto de participantes.

El juego se desarrolla en un tablero con escenografía, como si fuera un campo real o una ciudad, con elementos propios de universos de fantasía. Allí se enfrentan los ejércitos de miniaturas que a través de un libro reglado, superan las dificultades y ganan la batalla, "como un ajedrez más dinámico", apunta el coordinador del evento y miembro de la Junta Directiva de la Asociación Terzio Invicto, Héctor Blanco.

Así, asegura que "el reto es que todos los participantes acaben contentos y disfruten". Su proyecto fue el elegido por los capitanes como el mejor para que este torneo se celebrara en Salamanca, ya que es un evento itinerante, como incide. Además remarca que está financiado por los propios jugadores y "eso hay que valorarlo".

Desde la organización se proporcionan los tableros y la escenografía y cada jugador aporta su ejército. Como señala Héctor "es una buena oportunidad que aprovechan los equipos para establecer relaciones sociales". Aunque no hay premio económico, el trofeo "es la experiencia vivida y el honor de haber ganado la batalla".

El juego

El Warhammer es un juego de tablero de batallas fantásticas donde se enfrentan regimientos de miniaturas de distintas razas fantásticas y las demoníacas fuerzas del Caos. "Cada raza tiene sus propias fortalezas y debilidades en combate", como explica uno de los jugadores, Borja Payá.

Las reglas del juego se publicaron en una serie de libros que describen cómo moverlas y simular combates "de un modo equilibrado y justo". Estas partidas de estrategia pueden durar entre dos y tres horas. Pero antes de empezar, "implica que hay que leer mucho", como declaran, por lo que "hay gente que no juega por no leer todo eso". Hay distintos tipos de movimientos y habilidades. Los dos ejércitos tienen el mismo tamaño y el mismo número de puntos en una partida de seis turnos, "como si fuera una guerra donde tienes que tratar de ganar al otro".

Manuel Dato es sevillano, y aunque vive en Madrid, se ha tomado esta semana "de vacaciones" para compartir su afición por el Warhammer con el resto de compañeros. Asegura que lleva muchos años en este hobby, que "es mejor que un videojuego" porque se establecen relaciones sociales. Además, Borja Payá, que llegó desde Alcoy, afirma que esto "tiene muchas fases desde que adquieres las figuras, las pintas y te familiarizas con el códex". Él comenzó coleccionando miniaturas y unos años más tarde se aficionó al juego "de verdad", pero lo más importante y en lo que coincidieron la mayoría de los participantes es "quedar para practicar con otros y aprender". "Es una actividad muy social", matizan. Prueba de ello es la alta participación en este torneo mundial hasta el que ya llegaron jugadores de Alemania, Chicago o Méjico, entre otros, que incidieron en la buena organización y en las ganas de jugar con otros equipos, aunque cada uno viene, eso sí, con la intención de "ser el mejor".

A pesar de parecer un universo mas bien masculino, siempre hay alguna excepción y esa es la de la valenciana María José Vives. Es de las pocas mujeres que compiten en esta faceta a nivel nacional, pero ella asegura que es tratada "como una jugadora más sin ningún problema" por lo que intenta disfrutar al máximo cada experiencia. Lleva más de 15 años en esto de las recreaciones fantásticas y confiesa que esta pasión le "ocupa mucho tiempo libre", pero a la vez remarca que "es una afición muy sana y divertida".

Competir y compartir

Las partidas de estos juegos de estrategia también requieren mucha concentración y habilidad para tener presentes las jugadas de los contrincantes. Dicen que es un juego didáctico, porque te ayuda a mejorar la concentración, y a los que deciden empezar por pintar sus propias figuras, "también se mejora en las manualidades", aunque lo más importantes "es relacionarse con otra gente que comparta esta ilusión". Y es que Alejandro recuerda que fue un amigo de su pandilla quien le introdujo en este mundo y le enganchó tanto que, 15 años después, sigue en esta batalla fantástica. Reconoce que hacerse con los ejércitos y coger habilidad "lleva mucho tiempo" y comenzar una partida como la de hoy "exigen una preparación", pero entre risas, afirma que "es más barato que salir de copas y esto te dura para siempre".

Lo mismo opina Estanislao que viajó desde Menorca para disfrutar esta semana de los torneos. Confiesa que "es una cita que procuro no perderme cada año". En los 20 que lleva jugando, nunca se cansa del juego, porque dice que "es un tiempo que te dedicas a tí y a tu afición y que compartes con los que lo entienden" por lo que sirve casi de "terapia para desconectar de la rutina de las familias y el trabajo".

Entre compañeros comparten sus ejércitos, porque aunque "no es una afición cara", hasta que completas una de las razas "puede llevar tiempo". Así, cuentan que un ejército completo puede rondar los 300 euros, pero "sabes que te va a durar para siempre". En ese sentido, Alejandro recuerda que cuando comenzó dedicaba la mitad de su paga cada semana para comprarse una caja de Warhammer cada dos meses y a día de hoy ya tiene unos cuantos.