Según denuncia Amnistía Internacional la mayoría de sus víctimas son mujeres de entre 18 y 25 años. Son captadas y traídas a través de engaño, amenazas o coacción con el fin de someterlas a explotación en la prostitución, en el servicio doméstico, la agricultura, o los talleres clandestinos. Pero con el estallido de la bautizada como crisis migratoria, la situación ha empeorado y son continuas las denuncias de organizaciones humanitarias que alertan de la explotación sexual de mujeres y niños.