Esta Comisión de investigación, creada hace seis meses y presidida por los eurodiputados Pablo Zalba y Gerben-Jan Gerbrandy (EPP –ALDE) fue establecida tras conocerse el escándalo de la manipulación de emisiones de Volkswagen.
En concreto, está evaluando si Bruselas o las autoridades nacionales competentes sospechaban o conocían el engaño antes de que se destapara el caso en Estados Unidos, así como el por qué no fueron "más prudentes" al abordar las discrepancias entre las emisiones en los controles de autorización de vehículos y las emisiones en situaciones reales de conducción.
El escándalo del fraude del diésel, estalló el 18 de septiembre de 2015 cuando la Agencia para la Protección del Medio Ambiente de EE UU reveló la existencia de un software ilegal en los motores de Volkswagen que permitía al fabricante alemán reducir fraudulentamente el nivel de emisiones.
El caso le ha supuesto a VW una factura multimillonaria al otro lado del Atlántico, en multas e indemnizaciones. Pero hasta ahora, VW se ha negado a compensar a los millones de clientes europeos.